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Carta 148

Teresa de Ávila

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    teresiano
11 noviembre 1576 (Toledo)
A la M. María de San José

Ha sabido que M. María anda enferma y trata de ocultarlo. Reacciona regañándola. Otros dos problemas la preocupan en Sevilla: la persona de Gracián (carteo y manutención) y, sobre todo, el enredo económico de la comunidad: las monjas deben dinero a Lorenzo de Cepeda, a Antonio Ruiz, al carmelo de Avila y con motivo de la dote de Juana de la Cruz. Están a punto de enmarañarse con la «heredad» del buen Pablo Matías y varias novicias más. La Santa hace el balance de la situación y aconseja. «Mire que no es cosa de descuidarse». Y eso que tienen una supriora capaz de «contar hasta el agua».

Para la madre priora, María de San José.
1. Jesús sea con vuestra reverencia. Siempre me envíe en un papelillo a decir a lo que la hubiere de responder, porque como las cartas son largas (aunque no se me hacen así para darme contento), mas para tornarlas todas1cuando vengo a escribir de prisa, sonlo.
2. Con el correo la escribí dos o tres o cuatro días ha, que pondría dos cruces en las cartas de nuestro padre y a vuestra reverencia el sobrescrito2. Avíseme cuando ha visto este aviso, porque no lo haré hasta entonces.
3. Yo le digo que me da gran pena esta su calentura. ¿Para qué me dice que está buena?, que de eso me enojo3. Mas mírese si es de algunas opilaciones y hágase algo, no la deje arraigar. Harta sospecha tengo que alguna vez se le quita, que esto me consuela. Digo que algunas unturas o cosas para templar ese calor, que no lo dejen de decir al médico. Ella se suele sangrar cada año, me parece; quizá le haría provecho, como dice la supriora4. Digo que no se esté así, que cuando queramos, no haya remedio. Mejor lo haga Dios.
4. Días ha que no sé de Malagón. Con cuidado estoy, y bien sin esperanza de la salud de la priora5me tienen estos médicos; porque todas las cosas y señales que tiene son de tísica. Dios es vida y se la puede dar. Siempre se lo supliquen —y por una persona que debo mucho— y dígalo a todas, y déles mis encomiendas, que harto me huelgo con sus cartas. No sé si tendré lugar de escribirlas.
5. Yo les digo que las he harta envidia la buena y descansada manera con que gozan de nuestro padre6; no merezco yo
Ver manuscrito
tanto descanso, y así no tengo por qué me quejar. Harto me huelgo que tenga ese alivio; que, si no, no sé cómo lo pudiera sufrir. Con todo, la digo que de mi parte mande a la supriora que todo el gasto vaya contando a cuenta de los cuarenta ducados de San José7, y no hagan otra cosa, que tanto tendrán perdido, que por acá délo por remediado, y descuiden de esa deuda todo lo que gastaren con él. Riéndome estoy cómo ha de contar hasta el agua la buena supriora8; y hará bien, que así lo quiero, salvo lo que las dieren de regalillos de limosna. Enojarme he si hacen otra cosa.
6.Nunca me dicen quién es el compañero9; que sola esa pena tengo ahora, que estoy muy contenta se haga tan bien, sin entenderse. Querría no se supiese en Los Remedios adónde come, porque esa puerta abierta no se sufre con ningún otro prelado. Créame que es menester mirar lo porvenir, para que no tengamos que dar cuenta a Dios las que lo hemos comenzado.
7.Con cuidado estoy de ver cómo esas monjas que toman no las remedian en nada10. Ya habrá recibido la carta el padre Garciálvarez adonde digo se tomen sus parientas11, y a vuestra reverencia he escrito que procuren lleven algún dinero para ayudar a pagar los réditos —que esa heredad12no debe valer nada—, porque no querría que esperase hasta no se poder valer, sino que lo vaya mirando antes que se vea ahogada. Yo recibí una monja que me dijeron traía consigo el dote, en Salamanca, para enviarlas trescientos ducados de lo que allí deben en Malagón y pagar los ciento de Asensio Galiano13, y no ha venido. Rueguen a Dios que la traiga. Yo le digo que me debe harto, de lo que deseo verla libre de cuidado.
8.¿Por qué no procuran dar luego esos dineros de Juana
Ver manuscrito
de la Cruz14para no estar tan cargadas? Mire que no es cosa de descuidarse en eso; y de procurar que siquiera traiga esa Anegas15para pagar a Antonio Ruiz16, que, como la he dicho, es conciencia no se lo dar luego, que ya ve su necesidad.
9.En lo de Pablo17, ya lo he tornado a leer; no crea que quieren su hija sino que renuncie. Y sepa que es mejor por muchas cosas, que éstos que tratan, en un día tienen mucho y en otro lo pierden todo, cuánto más que teniendo padres, mejoran los que allá tienen y cabe poco. En lo que más conviene es que pague lo que fió en la casa, si llega a mil y quinientos ducados, y ni tomen heredad ni se sufre concertar menos; si más pudieren sacar, sáquenlo. Procuren que haya quien le diga que para qué quiere dejar sus hijos revueltos en heredar por el monasterio. Aunque diera dos mil ducados, no era mucho.
10.Esotra portuguesa18dicen que su madre podría dar el dote; ésa creo era mejor que esotras. En fin, no ha de faltar, que, cuando no se caten, les dará Dios una que traiga más que quieren. Si tomase la capilla mayor ese capitán, no sería malo. No dejen de enviarle algunos recaudos que parezcan agradecidas, aunque no haya de qué.
11.Antes que se me olvide: sepa que he sabido aquí de unas mortificaciones que se hacen en Malagón de mandar la priora que a deshora den a alguna algún bofetón y que se le dé otra, y esta invención fue deprendida de acá. El demonio parece enseña en achaque de perfección poner en peligro las almas de que ofendan a Dios. En ninguna manera mande ni consienta
Ver manuscrito
que se dé una a otra (que también diz que pellizcos), ni lleve con el rigor las monjas que vio en Malagón, que no son esclavas, ni la mortificación ha de ser sino para aprovechar. Yo le digo, mi hija, que es menester mirar mucho esto que las prioritas hacen de sus cabezas (¡qué cosas vienen ahora a descubrirme!), que me hace harta lástima. Hágamela Dios santa, amén.
12.Mi hermano está bueno, y Teresa19. La carta que escribió adonde decía de los cuatro reales20, no fue a su poder; todas las otras sí. Harto se huelga con ellas, y las quiere más que a las de por acá.
Son hoy 11 de noviembre.
Y yo de vuestra reverencia
Teresa de Jesús.
13.Procure vuestra reverencia que me responda nuestro padre a los negocios que le escribo en esa carta. Digo que se lo acuerde mucho, por que no lo olvide.
Ver manuscrito

1. Por no tornarlas todas a leer... — Ya antes le propuso el sistema de «la cédula» con un índice de preguntas: 122, 1.
2. Cf. c. 146, 5: la contraseña de las cruces no entrará en vigor hasta que M. María responda.
3. Ver la insistencia en cartas anteriores: c. 214, nota 5.
4. María del Espíritu Santo.
5. Brianda de San José.
6. Jerónimo Gracián: ver c. 132, 3.
7. Recomendación vieja (c. 120, 10).
8. Es la famosa «Clarencia», ingenua y detallista (c. 137, nota 15).
9. Compañero de Gracián era Fray Andrés de los Santos (c. 151, 7), que no será del agrado de la Santa.
10. Ver c. 146, nota 2.
11. Ver c. 146, nota 1. Las parientas de Garciálvarez eran probablemente Jerónima de la Madre de Dios (Sotomayor), Inés de San Eliseo y María de San Pablo (Morales). Las tres llegaron a profesar entre 1578 y 1579.
12. Ver c. 146, nota 7.
13. Asentista de Medina del Campo, amigo y bienhechor de la Santa (ver c. 88, 4).
14. Juana de la Cruz (Gómez), aún novicia.
15. Esa Anegas es la H. Mariana de los Santos (Vanegas), de quien habló en la c. 120, 8.
16. El buen amigo de Malagón, tratante en ganados, ahora alcanzado de dineros (c. 146, 2).
17. Lo de Pablo: es el complicado asunto de la dotación de su hija Bernarda de San José (ver c. 146, nota 7 y 120, 7).
18. Esotra portuguesa: Blanca de Jesús María (ver c. 127, 2).
19. Lorenzo de Cepeda y su hija Teresita.
20. Respondía a la c. 125, 2.

S.131  E.141  Lf.111  A.II 83  T.216

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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