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Carta 262

Teresa de Ávila

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finales de agosto 1578 (Avila)
Defensa de Gracián contra el breve de Felipe Sega

No es una carta, sino el esbozo de una defensa de Gracián contra las acusaciones contenidas en el Breve del nuncio Sega. Redactada a vuelapluma, la Santa la somete a la revisión de uno de sus letrados de Avila, para hacerla trascribir «de buena letra» y enviarla a Madrid a «algunas personas» que influyen en Sega y en el rey. No sabemos si le dio curso. El autógrafo vino a parar a manos de Gracián, que lo conservó y rotuló: Caso sobre la visita quando se acabó, en recomendación del P. Gracián. Al margen acotó él mismo: Relación que de su propia letra hizo la santa madre Teresa de Jesús de lo mucho que importaba proseguir con sus santas fundaciones. — El contexto es ya conocido: Sega ha censurado la persona y la obra de Gracián con un breve durísimo, sustancialmente injusto según la Santa, y en términos que ella juzga inverosímiles en la pluma del nuncio papal. Gracián tendrá que presentarse ante el autor del breve, y se teme fundadamente un castigo no sólo ignominioso sino con violencia física, como en el reciente caso de fray Juan de la Cruz. — Tono de «información»: impersonal, sereno y objetivo. Ni réplica ni contestación a la moderna. — Datación aproximada. Ver la nota final. Otras apologías de Gracián en las cartas 208 (al rey), 226 (a D. Teutonio), 271 (al General), 269 (al P. Hernández). — Destinatarios varios, a modo de carta abierta.

1. Cuando murió el nuncio pasado1 tuvimos por cierto se acababa la visita. Tratado con teólogos y legistas de Alcalá y de Madrid y algunos de Toledo, dijeron que no, porque estaba ya comenzada y que así, aunque muriese, no cesaba, sino que se había de acabar, que si no estuviera comenzada, entonces se acababa con muerte de quien da los poderes2. Y el presidente Covarrubias3le tornó a decir no lo dejase, porque no había acabado. En esto conformaron todos.
2. Después este nuncio4 en viniendo le dijo le trajese los poderes y los procesos; él5 lo quería dejar todo. Avisáronle que se enojaría el rey, porque también estaba a su mandado. El fue al arzobispo6 y le dijo lo que pasaba. El le riñó y dijo que tenía un ánimo de mosca, que fuese a dar cuenta del todo al rey; y como él le dijese los inconvenientes que había por amor del nuncio7, díjole que al superior todos podrían ir; hízole ir. El rey le mandó se fuese a su monasterio, que él lo averiguaría.
3. Algunos letrados, y aun el presentado Romero8 que se lo pregunté yo aquí, decían que, por cuanto el nuncio no había mostrado las facultades que tenía para mandar en este caso, que no estaba obligado a cesar, por muchas razones que daban, que ni entonces los había mostrado ni aun ahora (si no lo ha hecho de diez días a esta parte), que sé cierto le habían requerido de parte del rey que los mostrase9.
4. Con todos estos pareceres estuvo el padre Gracián más
Ver manuscrito
de nueve meses —poco más o menos—10que no usó de sus poderes ni para dar una firma, con saber que decía el nuncio y juraba que no le había dicho que no visitase. Y de esto hay hartos testigos y de que, rogándole un fraile que se lo quitase11, dijo que no era parte para ello.
5.Después de estos meses envió este presidente12que ahora es, a llamar al padre Gracián y a mandarle que tornase a la visita. El le suplicó harto que no se lo mandase. El dijo que no era posible, porque era la voluntad de Dios y del rey, que tampoco él quisiera hacer el oficio que tenía, y así otras cosas. Dijo el padre Gracián que si iría al nuncio. Dijo que no, sino que cuando, algo hubiese menester, acudiese a él; y diéronle muchas provisiones el Consejo para que se favoreciese en todas partes del brazo seglar13.
6.Siempre se pensó, por lo que se oía al nuncio, que no tenía poder sobre las órdenes, porque como el rey se enojó de lo que había hecho con Gracián tan de presto14sin darle parte, hasta ahora no había hecho nada (que entendemos le ha venido algún gran recaudo del Papa15, pues hace lo que hace, no porque le ha mostrado en Consejo ni a ninguno, que se sepa).
7.El padre Gracián se vio harto confuso; porque si acudía al nuncio y no hacía lo que el rey mandaba, quedábamos perdidos sin su favor (que es el que ahora nos sustenta y torna de nosotros con el Papa); en especial que se sabía cierto que el nuncio procuraba visitase
Ver manuscrito
el Tostado16, que era el vicario que enviaba el general y era de los del paño17; y esto sabíamos cierto que venía determinado a deshacer todas las casas, porque se había proveído en capítulo general18que solas dos o tres dejasen para todos y no se pudiesen tomar más frailes y se vistiesen como estotros. Y por sólo sustentarnos ha admitido siempre la visita, con harta aflicción suya.
8.También se le hacía recia cosa dar los poderes de las culpas de los andaluces del paño19(porque muchos se lo decían debajo de secreto), y era revolverlos a todos e infamar a muchos, y no sabiendo que era el nuncio prelado para remediarlo20, pues nunca ha mostrado por dónde.
9.Esto es toda verdad y otras cosas, por donde a quien las supiere verá claramente que contra justicia le tratan tan mal en ese breve21. Ninguna cosa ha hecho sino con parecer de buenos letrados; porque, aunque él22lo es, jamás se sigue por el suyo. Esto de no mostrar los poderes, dice es cosa nueva en España, que siempre los muestran los nuncios.
10.Vea vuestra merced Si será bien que vaya a Madrid de buena letra esta información para algunas personas.
Teresa de Jesús.

1. Nicolás Ormaneto, muerto el 18 junio 1577.
2. Responde directamente al motivo central de la condena de Gracián en el breve de Sega (23.7.78) que «por arrogancia y presunción» había proseguido la visita «después de la muerte de nuestro predecesor, a pesar de haber recibido sus facultades (de visitador) a beneplácito de Ormaneto y de la Sede Apostólica, y también a pesar de que esas facultades se le concedieron en forma de mandato, que fenece con la muerte del mandante» (MHCT, t. 2, p. 22).
3. Diego de Covarrubias y Leiva, presidente del Consejo Real.
4. Felipe Sega, que llegó a Madrid en agosto de 1577.
5. Gracián.
6. Gaspar de Quiroga, arzobispo de Toledo.
7. Felipe Sega.
8. Pedro Romero, dominico en Santo Tomás de Avila.
9. Es el tema ya repetido por la Santa en cartas anteriores (254, nota 33). El nuncio anterior tenía comisión pontificia para intervenir en la reforma de las órdenes. ¿La tenía también Sega?
10. «Desde agosto o setiembre de 77 hasta mayo o junio de 78» (A. III, p. 144).
11. Data de aquellas fechas el memorial de Fernando Suárez y Diego de Coria. carmelitas andaluces, a Sega pidiendo la remoción de Gracián (MHCT, t. 2, pp. 14-19).
12. Antonio Mauricio Pazos, presidente del Consejo, desde primeros de 1578.
13. Una de ellas con data 19.6.78, Cf. MHCT, t. 2, p. 9.
14. Se refiere a la primera intervención de Sega, mandando a Gracián que prosiga la visita y le rinda cuenta de ella, hecho que motivó una interpelación del rey al Papa para conocer los poderes del nuncio (cf. nota 22).
15. Que el Papa haya dado nuevos poderes a Sega —piensa la Santa–,
para emitir el famoso breve.
16. Jerónimo Tostado.
17. Carmelitas calzados.
18. Capítulo de Piacenza (mayo-junio 1575). Sobre las decisiones de Piacenza —capítulo y definitorio general—, cf MHCT, t. 1, pp. 207-216. A la Santa llegaron deformadas y exageradas.
19. Carmelitas calzados. — Los poderes de las culpas: la documentación relativa a la corrección de culpas, con motivo de la visita.
20. Si el nuncio tenía poderes o no en la reforma de religiosos.
21. De Sega, del 23.7.78.
22. Gracián. Había estudiado artes y teología en la universidad de Alcalá. — Para situar el texto de la Santa, véase el estado de ánimo del interesado: «Murióse el nuncio Ormaneto, cuya comisión yo tenía... Vino a la corte el nuncio Sega y pretendió tener jurisdicción ordinaria sobre las religiones, como la tienen sobre la clerecía. Envióme a llamar, y con mucho regalo me dijo que continuase mi visita y le fuese dando parte de lo que hacía. Fuime al rey (que me había dado el breve de Ormaneto y cartas para la visita) diciéndole lo que el nuncio Sega me había dicho y preguntando qué haría; respondióme que me detuviese, hasta que él escribiese al Papa sobre este punto... Heme aquí metido entre el rey y el nuncio sobre negocio tan pesado de jurisdicción. El rey decía que no obedeciese al nuncio hasta venir de Roma la respuesta. El nuncio bramaba porque no acudía a él, imputándome que impedía la jurisdicción apostólica. Vino del Papa que el nuncio no se entremetiese con frailes sino en los casos que el rey le pidiese. Fue tal el sentimiento del nuncio en este caso que decía que si no me entregaban para que me quemase, por haber impedido su jurisdicción, que se había de volver a Roma... Estas dos cosas le indignaron de tal manera, que yo diera por bien empleada cualquier muerte porque temía ser quemado» (J. Gracián, Peregrinación de Anastasio, diálogo II).

S.240  E.237  Lf.201  A.III 20  T.126

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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