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Carta 46

Teresa de Ávila

Website "muy peculiar" del mundo teresiano

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finales diciembre 1572 (?) (Avila)
A doña Mariana Xuárez de Lara

Destinataria incierta. El P. Efrén de la Madre de Dios (BAC III, p. 74, nota) la identifica con doña Mariana, de quien habla la Santa en la c. 62, 1, y que esperaba ya varios años el consentimiento paterno para entrar en San José de Avila. Allí profesó con el nombre de Mariana de Jesús el 9.1.1576.

1. Jesús. — La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra merced. No ha sido menester ver a vuestra merced, para recibirla muy grande en querer vuestra merced dar lugar a que yo le bese las manos; porque, después que he entendido cuán bien entiende vuestra merced lo bueno, hubiera procurado este contento, si pudiera. Y así suplico a vuestra merced entienda que, cuando me la hiciere en venir acá, será muy grande; y mientras fuere a hora que pueda durar más tiempo, será mayor. Había tan poco el día de santo Tomé 1, que yo me holgué hubiese ocasión para que vuestra merced lo dejase para otro día.
2. En lo que vuestra merced dice, antes fuera acrecentar el contento que impedirle; porque no había lugar para tratar cosas de alma, y en todas las demás fuera acrecentar mucho. Así lo debe vuestra merced hacer en el servicio de nuestro Señor, pues goza de tan buena doctrina. Bien parece que lo merece vuestra merced. Plega a nuestro Señor no pierda en esta ruin servidora que quiere tomar. Por eso, mire vuestra merced lo que hace porque, una vez recibida por tal, está obligada a sí misma a no despedirla. En todas las cosas se gana mucho en mirar en los principios, para que los fines sean buenos. Para mí no lo puede dejar de ser; y así, el día que vuestra merced mandare y a la hora que fuere servida, será mucha merced para mí.
Sea nuestro Señor siempre luz y guía de vuestra merced.
Indigna sierva de vuestra merced,
Teresa de Jesús.
Ver manuscrito

1. El 21 de diciembre.

S.68  E.44  Lf.310  A.III 57  T.315

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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