‘Hermana del conde de Buendía’, Juan de Acuña (F 10,6), y ‘casada con el Adelantado de Castilla’, Juan de Padilla Manrique (ib). Enviudó ‘harto moza’ en 1563. Tuvo un hijo y tres hijas: el único varón, Antonio, ingresó en la Compañía de Jesús (1572). Las dos hijas mayores se hicieron religiosas: Dª Luisa, franciscana; Dª María, dominica en Valladolid, donde residía la familia Acuña. Por fin, la más joven, Casilda de Padilla, aunque ya desposada ‘con un tío suyo, hermano de su padre’, Martín de Padilla (F 10,13), ingresó en el carmelo de Valladolid. Ninguna de las tres hijas perseveró en su primera profesión religiosa. – Teresa cuenta esos hechos y hace el elogio de Dª María de Acuña en F 10. En el epistolario recordará, si bien con menos entusiasmo, las injerencias de Dª María en las peripecias de sus hijas religiosas: en la salida de María de las dominicas (cta 408,2: a Gracián, del 17.9.1581); en los embrollos de la dote y legítima de Casilda (‘no sé qué me diga de este mundo, que en habiendo interés no hay santidad’, comenta la Santa en carta 164,4: a María Bautista, dic. 1576); y finalmente sus manejos clandestinos en pro de la salida de Casilda de las carmelitas de Valladolid, alegando que había profesado demasiado joven: ‘no debe querer Su Majestad que nos honremos con señores de la tierra, sino con pobrecitos, como eran los apóstoles’ (cta 408,2). Ya desde los comienzos de ese largo episodio había sentenciado: ‘cierto, debe poco este ángel (Casilda) a su madre’ (cta 166,5: del 18.12.1576 a M. Brianda). Con todo, la Santa no eliminó del relato de Fundacioneslos elogios tributados a Dª María. Los eliminarán, en cambio, los primeros editores.
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