Es la hermana menor de Teresa. Nacida en Avila en 1528, cuando aquélla frisaba en los 13 años. Huérfana de madre en su primer año de edad. El 2.9.1536 T renuncia en favor de ella la legítima materna que le cedió Rodrigo al partir para América (BMC 2, 95). Al morir don Alonso, su padre (24.12.1543), Teresa llevó consigo a Juana, de 15 años, a la Encarnación, donde la educó y preparó al matrimonio, que contrajo en 1553 con Juan de Ovalle, trasladándose a vivir en Alba de Tormes. De él tuvo cinco hijos (Gonzalo, José, Leonor, Constanza y Beatriz), de los que sobrevivieron únicamente Gonzalo y Beatriz. Al primero, aplastado muy niño aún por el derrumbe de un muro durante la construcción del Carmelo de San José en Avila, T lo devolvió sano a su madre y luego lo colocó como paje del duque de Alba (cta 94,1.2). Cuando en 1578, Gonzalo proyecta partir para Perú, T intenta consolar a Juana (cta 253,1). El viaje no se realizó. En cambio, Beatriz llegará a ser carmelita, tras un borrascoso episodio familiar, con ocasión del cual T escribirá ‘cartas terribles a madre e hija (cta 402,10). Juana era de temperamento apacible: ‘alma de ángel’, la definirá T (cta 2,9), y hubo de soportar las rarezas del marido y la pobreza de ambos (cta 39,2; 422,8; 363,10…), remediada en parte gracias a la generosidad de Lorenzo de Cepeda. La Santa se interesa también por la vida espiritual de su hermana (cta 23,2; 40,1-2). Y le tiene gran afecto: ‘Me parece la quiero ahora más que suelo, aunque siempre es harto’ (cta 40,1). En la fundación del Carmelo de San José de Avila, Juana y su marido ayudaron cordialmente a la Santa: ‘Procuré que una hermana mía… comprase la casa y la labrase, como que era para sí’ (V 33,11; 36,3). Viajó a Sevilla con su marido Juan de Ovalle para encontrarse con T y con Lorenzo recién llegado de Perú: ‘Mi hermano vino… está contentísimo con su hermana’ (cta 98,5; cf 88,3). En el epistolario teresiano es frecuente el deseo que T tiene de la presencia de su hermana, deseo que se agudiza en los últimos meses de su vida (cta 420,1). Todavía en 1581, Juana viene a Avila en pleno invierno para despedir a T antes de su viaje a Burgos (ctas 420,1.4; 427,8). Esta la había retratado en dos pinceladas: ‘Ha salido Dª Juana mujer tan honrada y de tanto valor, que es para alabar a Dios’ (cta 2,9). ‘La condición de mi hermana es con todos tan blanda que, aunque quiera, no parece pueda tener aspereza con nadie, que lo tiene de natural’ (cta 386,4). Entre las dos medió frecuente correspondencia epistolar. Juana nos transmitió 19 cartas dirigidas a ella o a su marido. Más que ningún otro hermano de la Santa. Murió en Alba, en 1587.
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