Fiesta de la Virgen María que se celebraba el 25 de marzo. Teresa dio ese título a la fundación del Carmelo de Alba de Tormes (F 20 título y n.2). Como referencia mariana, coincide con el título de su primer monasterio carmelitano de Avila: Santa María de la Encarnación. La actitud interior de la Virgen en el momento de la Anunciación la comenta Teresa glosando el verso de los Cantares: ‘Asentéme a la sombra de aquel a quien había deseado y su fruto es dulce a mi garganta’ (Cant 2,3): ‘¡Oh, qué sombra esta tan celestial, y quién supiera decir lo que de esto da a entender el Señor! Acuérdome cuando el ángel dijo a la Virgen sacratísima, Señora nuestra: La virtud del muy alto os hará sombra. ¡Qué amparada se ve un alma cuando el Señor la pone en esta grandeza! Con razón se puede asentar y asegurar’ (Conc. 5,2). Confrontará luego la sabiduría de la Virgen en el momento de la Anunciación, con la pobre sabiduría de los teólogos. ‘Como (ella) tenía tan gran sabiduría, entendió luego que interviniendo estas dos cosas (la sombra del Espíritu Santo y la virtud del Altísimo), no había más que saber ni dudar (Conc. 6,7). Encarnación.
T. A.