Sacerdote de Avila. Hermano de Rodrigo de Aranda. Pertenece al grupo de sacerdotes que en torno a Gaspar Daza promueven la vida espiritual en Avila. Es uno de los confesores de las carmelitas de la Encarnación, cuando el P. General, Rubeo, hace la visita al monasterio (febrero de 1567): requerido por varias monjas, aunque rechazado por alguna otra (EstTer1,300,12; 302,20; 306,29). Apoya a la Santa en la fundación de San José de Avila y es uno de sus teólogos asesores en materia de pobreza. Es amigo de san Pedro de Alcántara, el cual lo propone a don Alvaro de Mendoza como asesor a favor de la Madre Teresa y de su fundación abulense (cartas de julio 1562 y de 14.4.1562 (MHCT 1, 17-21). En el pleito que se entabla ante la corte de Madrid entre el consejo de Avila y el monasterio de San José, Gonzalo de Aranda va a Madrid a defender la causa de la M. Teresa (V 36,18). Acompañó a ésta en la fundación de Toledo, y hubo de defenderla a ella y a sus dos compañeras en la posada del Tiemblo contra alguno de los descomedidos huéspedes del mesón. La Santa hace su semblanza así: ‘Un muy siervo de Dios, sacerdote, que siempre me había ayudado, amigo de toda perfección, fue a la Corte a entender en el negocio, y trabajaba mucho’ (V 36,18).
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