Sacerdote abulense, gran admirador y colaborador de la Santa en su tarea de fundadora. ‘Yo la traté y conversé y confesé y comulgué, al pie de veinte años, poco más o menos’, declara él mismo en el proceso de canonización de T (BMC 18, 199). Nació en Avila en 1527. Su padre era fabricante de paños. Por temor a él, Julián huyó de casa muy joven todavía, erró por Castilla y Andalucía un par de años, hasta que tras una caída mortal del caballo regresó a Avila, entró en contacto con el sacerdote Gaspar Daza y se decidió por la carrera sacerdotal. Se ordenó sacerdote el año 1558. En 1559 fue nombrado capellán de la capilla de San Millán (Avila), y a partir de la erección del Carmelo de San José (1562) fue capellán del mismo, hasta las vísperas de su muerte.
Ayudó a la Santa en la fundación de su primer Carmelo, en el que una de las cuatro jóvenes pioneras, María de Avila (María de san José), era hermana de Julián. Acompañó a la Madre fundadora en su regreso de San José a la Encarnación: ‘salió del monasterio nuevo de San José para ir al de la Encarnación, yendo yo por escudero y como su capellán. Desde aquel día me ofrecí por tal, y lo he sido hasta ahora, y seré hasta la muerte, habiéndolo ya sido al pie de cuarenta y dos años. Porque mientras vivió…, la serví veinte años, y la acompañé en todas las fundaciones que en su vida hizo’ (Vida de Santa Teresa por él mismo, Madrid 1891, p. 212). De hecho acompañó a la Santa en las fundaciones de Medina, Valladolid, Salamanca, Segovia y Sevilla. La acompañó también en su viaje a Duruelo (F 13,2-3). En nombre de la Madre, viajó de Sevilla a Caravaca para poner en marcha esta fundación (F 27,6). Se integró en el grupo de íntimos de la Santa. Intervino con san Juan de la Cruz en el famoso Vejamen(1577). Intimó con Lorenzo de Cepeda y su familia. También terció, con fray Juan de la Cruz, en allanar la turbulencia de la Encarnación tras la famosa ‘elección machucada’ (1577-1578: cf carta del 10.11.1577 a Rodrigo de Aranda). Servirá a la Santa de medianero imparcial ante el nuncio Felipe Sega (carta a Gracián: 9.8.1578, n.10). Ese mismo año Julián había sido nombrado procurador por parte de las carmelitas de Toledo para representarlas ante el Nuncio y ante la ‘Consulta de órdenes’ (MHCT 2, 83), si bien nunca comparecerá mencionado por Sega en sus reportajes a Roma.
El papel desempeñado por él en su relación con la Santa fue siempre el de un fiel servidor; alguna vez, el de asesor teólogo (F 24,13). Ella, que no lo ha mencionado en el relato de ‘Vida’, traza así su primera semblanza en el relato de las ‘Fundaciones’ (3, 2): ‘clérigo muy siervo de Dios y bien desasido de todas las cosas del mundo y de mucha oración’. Como capellán del Carmelo de San José de Avila, no fueron acertadas sus intervenciones en los últimos años de vida de la Santa, quien hubo de frenarlo (carta a Gracián: 27.2.1581, n. 2; y del 29.11.1581, n. 6).
Hacia el fin de su vida, Julián escribió un extenso relato biográfico de la Santa, incorporado por él en su deposición para el Proceso de canonización y editado y completado en 1881 por Vicente de la Fuente con el título ‘Vida de santa Teresa de Jesús por el Maestro Julián de Avila, primer capellán de la Santa’. Julián había declarado por dos veces en el Proceso de ésta: en 1596 (BMC 18, 199-132), y en 1604 (BMC 19, 201-202. De su primera declaración escribía el P. Silverio de Santa Teresa: ‘Es otra de las mejores declaraciones que hay en los procesos de la Santa’ (BMC 18, 199). En 1587 hubo de intervenir como testigo en el pleito ocasionado por el traslado de los restos mortales de T (MHCT 6, 329-335).
Julián de Avila falleció en esta ciudad el 26.2.1605, y sus restos fueron acogidos en una de las capillas laterales de la iglesia de San José. No nos legó ninguna de las cartas y billetes que le dirigió la santa.
BIBL.Gerardo de San Juan de la Cruz, Vida del Maestro Julián de Avila. Toledo 1915.