Sacerdote de Toledo, familiar de la casa de doña Luisa de la Cerda, donde lo conoció la Santa. Disfrutaba de un beneficio en Paracuellos (Madrid), y participaba en la administración de los bienes de doña Luisa. A él alude la Santa en sus cartas a ésta. A propósito de su carácter, dice ‘tiene un poco de melancolía’ (cta 8,2). No accede a viajar con T en mayo de 1568, de Toledo a Escalona y Avila (ib 4 y 5). Ella sigue enviándole saludos (14,4).- (No confundirlo con el vallisoletano Fernando de Cabria: ‘San Alejo’).
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