Mercader de Medina, que tiene negocios en Valladolid y en Madrid. Entra en relación con la Santa por mediación de Inés de Jesús, priora de Medina y luego de Salamanca. Pronto se hace servidor amistoso de T, unas veces para el traslado de dineros o de pagos, otras sirviéndole de reportero y portador de cartas o de noticias, en la Corte o en Roma. Colabora en el envío de los dos descalzos que viajan disfrazados a Italia (ctas 293,1; 312,2). Es amigo de Juan de Padilla y de Juan Vázquez de Velasco, en Madrid.
‘No se cansa de hacernos merced’ (cta 373,2). A él recurre T para agilizar el correo, cuando no puede servirse de Roque de Huerta. Ya en 1579 le había advertido: ‘le tengo de enviar muchas cartas allá’ (a Madrid: cta 312,1). Por encargo de Felipe II, Casademonte asistirá con apoyo económico y organizativo al Capítulo de los descalzos en Alcalá (1581). Y todavía durante los meses de estancia de ella en Burgos quiere tenerlo al corriente, en Madrid, del proyecto pendiente de fundar un Carmelo en la Corte (cta 446,3). Desde Burgos le transmite un fajo de cartas venidas para él desde Granada (cta 446,1.3). Casademonte se ha conquistado la plena confianza y gratitud de T, que admira ‘la voluntad que a esta Orden tiene, y las obras, que cierto me hace alabar a Dios’ (cta 293,4). Al volver de Roma Juan de Jesús (Roca), le escribe ella: ‘Es cosa extraña el cuidado que tiene este amigo de vuestra reverencia de darnos cualquier buena nueva y de todo’ (cta 365,3). Igual confianza y amistad mantiene la Santa con la esposa de Casademonte, doña María. El mercader medinense fue, efectivamente, uno de los servidores incondicionales de la Santa. En el epistolario teresiano quedan cinco cartas dirigidas a él. Mercaderes.