A la mártir santa Catalina está dedicado uno de los poemas de T, el que lleva el n. 23. Catalina es una figura legendaria de los siglos III-IV. Filósofa y mártir. Probablemente T ve en ella uno de los modelos martiriales que la fascinaron desde la infancia (V 1,4: ‘veía los martirios que por Dios las santas pasaban…’). De hecho, la incluye en la lista de sus devociones (A 6). En el breviario de la Santa (Venecia 1568), la fiesta de santa Catalina se celebraba el 25 de noviembre, y en las lecturas de maitines, tomadas de la leyenda, Catalina responde al tirano en latín transparente para T, que ‘ella era hija única del rey Costo’. (‘Ego enim sum Catharina Costi regis unica filia: quae quamvis in purpura nata; et liberalibus disciplinis non mediocriter instructa: haec tamen omnia contempsi, et ad Dominum Jesum confugi…’ (ib pp. 375r-377r). La lectura precedente de maitines había ponderado la belleza de Catalina. (‘Erat enim speciosa valde, et incredibili pulchritudine omnium oculis admirabilis videbatur’: p. 376v). El poema que le dedica T, también celebra su belleza y su valentía: ‘Mirad los cobardes / aquesta doncella / que no estima el oro / ni verse tan bella: / metida en la guerra / de persecución / para padecer / con gran corazón’ (Po 23). El metro estrófico del poema permitía cantarlo con la tonada del ‘Véante mis ojos…’. Breviario. Devociones.
T. A.