Padre de Teresa. Nacido en Toledo hacia 1480. Casó en Avila con Catalina del Peso en 1505. Enviudó en 1507, quedando con dos (?) hijos. En 1509 casó en segundas nupcias con Beatriz de Ahumada, de quien nació Teresa en 1515. Recuerda ésta que ‘éramos tres hermanas y nueve hermanos’ (V 1,3). Y hace la semblanza de su padre: ‘Era mi padre hombre de mucha caridad con los pobres y piedad con los enfermos y aun con los criados… Era de gran verdad. Jamás nadie le vio jurar ni murmurar. Muy honesto en gran manera’. ‘Era aficionado a leer buenos libros, y así los tenía de romance para que leyesen sus hijos’ (V 1,1). Opuesto a que en casa se leyesen ‘libros de caballerías’ (V 2,1). Teresa recuerda el gran afecto paterno: ‘era (yo) la más querida de mi padre’ (1,3). ‘Era tan demasiado el amor que mi padre me tenía…’ (2,7). Al quedar T ‘sola sin madre’ y sin la hermana mayor, don Alonso la lleva al colegio de Santa María de Gracia (2,6). Poco después se opone tenazmente, y por amor, al monjío de T: ‘era tanto lo que me quería, que en ninguna manera pude acabar con él’ consintiese mi partida a la Encarnación. Al enfermar gravemente ella, don Alonso la acompaña a Becedas (‘era grande la diligencia que traía mi padre para buscar remedio’: 4,5). Tiene en casa a T durante los cuatro días que ella está en coma profundo, sin permitir su sepultura (‘la pena de mi padre era grande…’: 5,10). Luego, se dejará iniciar en la oración por T misma, que lo alecciona y le da libros: ‘como quería tanto a mi padre, deseábale con el bien que yo me parece tenía con tener oración… Dile libros para este propósito’ (7,10). Y, por fin, lo asiste en su última enfermedad (7, 14-16), y con esa ocasión T hace su postrer elogio: ‘quedó como un ángel. Así me parecía a mí lo era él a manera de decir en alma y disposición , que la tenía muy buena’ (7,16). Murió don Alonso el 26 de diciembre de 1543. Años más tarde, el recuerdo de don Alonso reaflorará en la vida mística de Teresa, juntamente con la madre de ésta. En uno de sus éxtasis místicos, ‘las primeras personas que allá (=en el cielo) vi, fue a mi padre y a mi madre’ (V 38,1).
Sin duda, la personalidad humana de T debe mucho a la entereza y rectitud de don Alonso, quien sin embargo no ha tenido fortuna entre los historiadores de nuestro tiempo, que colman de sombras su semblante psico-físico, en contra de la documentación de primera mano que nos ha dejado su hija. En contra, también, de las restantes fuentes históricas. Familia. Ahumada, Beatriz.
BIBL.Efrén, S. T. y su tiempo, 1, 11-54; 61-62; Serrano y Sanz, 2, 480-488; 491-493.