‘Conformidad con la voluntad de Dios’, es uno de los postulados doctrinales de Teresa. En las Moradas lo propondrá como uno de los hitos fundamentales del camino espiritual: ‘Toda la pretensión de quien comienza oración (y no se olvide esto, que importa mucho) ha de ser trabajar y determinarse y disponerse con cuantas diligencias pueda a hacer su voluntad conformar con la de Dios… Estad muy cierta que en esto consiste toda la mayor perfección que se puede alcanzar en el camino espiritual’ (M 2,1,8; cf 3,2,4). Por eso en las moradas quintas hablará de la ‘unión de voluntades’ de Dios y del hombre, emparejándola con la unión mística (M 5,3,3-4). Doctrina que ya había expuesto en Camino al comentar la petición ‘hágase tu voluntad’ (C 32,9), y antes en la formación del orante-contemplativo, a quien se le exige una incondicional sumisión a los planes de Dios respecto a los progresos de su oración (C 17-19)
En su historia personal, Teresa recuerda la gran conformidad con la voluntad de Dios, que ella tuvo en su enfermedad (V 5,8) y en los ‘grandes trabajos’ que se le siguieron (V 6 tít.). Lo resume así: ‘Estaba (yo) muy conforme con la voluntad de Dios, aunque me dejase así (paralítica) siempre’ (V 6,2).
Pero mucho más profunda que esa experiencia inicial, es la alcanzada por Teresa hacia el fin de su vida, a través del crisol de las gracias místicas. Lo condensa ella en su última Relación (1581). Habla de sí misma: ‘…nunca ni por primer movimiento, tuerce la voluntad de que se haga en ella la de Dios…Tiene tanta fuerza este rendimiento a ella, que la muerte ni la vida se quiere, si no es por poco tiempo cuando desea ver a Dios’ (R 6,9: cf M 7,3, 6 ss).
Es esa experiencia final la que Teresa ha glosado líricamente en uno de sus poemas más densos: ‘Vuestra soy, para Vos nací, / qué mandáis hacer de mí’ (Po. 2). Todo el poema es una glosa al tema del rendimiento total de la voluntad humana a la divina, inspirado probablemente en el modelo paulino: ‘Señor, qué queréis que haga’ (He 22,10). Santidad.
T. A.