Imagen de origen bíblico, relacionada con otras del grupo esponsal, como ‘herida’ (‘vulnerasti cor meum’ Cant 4,9), y del ‘fuego’ (‘saetas con carbones de fuego’, salmo 119,4, etc.). En los escritos de T aparece siempre como exponente del amor místico: ‘saeta de fuego’ (M 6,11,2), ‘flecha enherbolada’ (‘hirióme con una flecha / enherbolada de amor’: Po 3), disparada desde lo hondo del alma: ‘hay en lo interior quien arroje estas saetas, y dé vida a esta vida’ (M 7,2,6). El pasaje más expresivo y famoso es el relato de la llamada ‘gracia del dardo’, a manos del querubín: ‘un dardo de oro largo, y al fin del hierro… un poco de fuego’ (V 29,13). Imagen repetida en los lugares paralelos: M 6,2,4 (‘saeta’ que lleva tras sí las entrañas) y R 5,17 (herida y saeta en el corazón). Dardo, fuego y corazón han pasado a la iconografía teresiana en pintura y en escultura. Corazón, Transverberación.
T. A.