Sacerdote abulense, amigo y colaborador de T. Ya en la década de los años 50 muy conocido en Avila por su predicación y su labor de reforma. Influye en Julián de Avila y en Francisco de Salcedo. Debido a su fama pastoral y a su amistad con Salcedo, la Santa recurre a su asesoramiento con ocasión de las primeras manifestaciones místicas de la propia vida espiritual (V 23,6.8). Sin embargo no se sintió comprendida por él (ib 9). Cuando T le somete un primer relato escrito de su vida, juntamente con los subrayados del libro de Laredo (Subida del Monte Sión), Daza y Salcedo dictaminan en negativo: ‘que a todo su parecer de entrambos, era demonio’ (V 23,14: es decir, que ‘era demonio’ el que obraba en la experiencia de Teresa). El la encamina a consultar a directores jesuitas y prácticamente se desentiende. Con todo siguió cercano y muy afecto a Teresa. La apoya en su proyecto de fundar San José: ‘era de los que mucho me ayudaban’ (V 32,18; 36,18). Fue él quien dio el hábito a las cuatro jóvenes fundadoras, ‘puso el Santísimo Sacramento y se vio en harta persecución’ (36,18). Incluso será uno de los que defiendan la obra de la Santa ante el Consejo de la ciudad. En 1577, la Santa intercede a su favor para que Don Alvaro, ya nombrado obispo de Palencia, le conceda una canonjía (cta 206). Daza murió el 24 de noviembre de 1592. Obtuvo que su madre y él fuesen enterrados en una de las capillas de la Iglesia de San José. De la correspondencia epistolar de la Santa con él nos quedan apenas dos cartas muy fragmentarias (ctas 6 y 352).Salcedo, Francisco de.
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