Carmelita en Medina del Campo y en Toledo. Natural de Medina. Hija de Juan de Quiroga y de Teresa Villarroel. Sobrina del futuro Cardenal Gaspar de Quiroga. Casó con su pariente Diego Villarroel. Madre de siete hijos. Al morir su marido, le quedaban seis: cuatro varones y dos niñas. Conoció a santa Teresa al fundar ésta el Carmelo de Medina, 1567. En el libro de las Fundaciones, se hace su presentación: ‘Una señora que vivía junto a la casa que compramos, llamada doña Elena de Quiroga, gran sierva de Dios, dijo que me ayudaría para que luego se comenzase a hacer una capilla para donde estuviese el Santísimo Sacramento, y también para acomodarnos cómo estuviésemos encerradas’ (F 3,14). Juntamente con su hija menor, proyecta en 1573 la fundación de un colegio de doncellas en el Carmelo de Medina, idea que la Santa tiene que descartar (cta 53,7). En 1575 ingresa en ese Carmelo su hija menor Jerónima de la Encarnación, que profesa, muy joven aún, en 1577. A partir de ese acontecimiento, también doña Elena aspira a ingresar en un Carmelo teresiano. A ello se opone tenazmente su tío, el futuro Cardenal Quiroga, celoso de los deberes familiares de la sobrina. Surge así un conflicto de ética familiar en que se ve envuelta la Santa, culpada por el arzobispo. Ella de ninguna manera apoya la vocación de Elena (ctas 397 y 399). Escribe a Baltasar Alvarez, confesor de aquélla, para que se lo estorbe (397,1-2). Escribe a Gracián para que no dé licencia ‘a doña Elena para ser monja’ (402,2). Es el momento en que la pobre postulante se orienta hacia las franciscanas: ‘…estos negocios de la señora doña Elena me traen con harta pena, y envío [al cardenal] una carta que a mí me escribió, que, a lo que dice, si no la recibimos en esta Orden, se quiere ir a las franciscas, y dármela hía [pena] porque nunca estará consolada, a lo que yo entiendo de su espíritu, que va más conforme a nuestra Orden, y en fin tiene acá su hija y está cabe sus hijos… Procure me responda Su Ilustrísima [el Arzobispo], y, como la amo tanto, siéntolo mucho y no sé qué remedio ha de haber’ (407,2-3). Finalmente el ilustre eclesiástico se rinde a la insistencia de la candidata. Y doña Elena ingresa en el Carmelo de Medina (donde ya es carmelita su hija) el 4.10.1581. Profesa unos días después de la muerte de Teresa: 1.11.1582.Todo el episodio lo refiere Gracián, buen testigo presencial: ‘…su vocación [de Elena] a esta religión fue tan grande y eficaz muchos años, que la santa Madre tenía mucho escrúpulo de no la recibir; y tratándolo conmigo, se le quitaba, diciendo que, pues esta señora se confesaba en la Compañía de Jesús, hablaría a sus confesores, y lo que ellos ordenasen sería más acertado. A ellos y a mí nos pareció que se entretuviese en el siglo hasta poner sus hijos en estado; con esto la entretuvimos algunos años. Mas diose tan buena maña, que casó los mayores y tornó a insistir de nuevo en su vocación y a pedir el hábito con muchas lágrimas. Vínolo a entender el cardenal de Toledo, su tío, y hizo mucha contradicción a ello, enojándose con la Madre como si ella la persuadiera. Aquí se vio la Madre en mucha confusión, porque no quisiera romper con el arzobispo, que le importaba tenerle contento para fundaciones y para el libro de su Vida que estaba en la Inquisición, y por otra parte hacíasele escrúpulo dejar de admitir aquella alma en la religión, que buscaba a Dios con tantas veras. Estando en esta aflicción… y sin saber cómo, vinieron cartas del arzobispo, que tengo yo en mi poder, en las cuales con tanto encarecimiento rogaba a la M. Teresa de Jesús le diese el hábito, como una de las cosas más deseadas que tuviera, y así se le di yo en Medina del Campo…’ (Escolias…, pp. 378-379). Años después, accediendo a los deseos del Cardenal Quiroga, ambas carmelitas -madre e hija- se trasladan al Carmelo de Toledo, donde él era ya arzobispo. Ahí, una y otra serán sucesivamente prioras de la comunidad. En la tensa situación motivada por el cambio de Constituciones teresianas, Elena, que es priora del Carmelo toledano, toma posiciones, aunque sumamente moderadas, a favor del breve pontificio Salvatoris (del 5.6.1590), escribe en privado cartas que pronto serán públicas: una a fray Luis de León y otra a Juan Vázquez del Mármol (MHCT 4, 265 y 278). Poco después será injustamente depuesta de su cargo, regresando al originario Carmelo de Medina, donde fallecerá el 2 de septiembre de 1596. El epistolario teresiano está lleno de referencias a ella, pero no conserva ninguna de las cartas que le dirigió la Santa. Jerónima de la Encarnación. Quiroga, Gaspar de.
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