Amigo fiel de T a pesar de la adversidad. Ignoramos su nombre. T lo llama ‘el licenciado’ o ‘el licenciado Godoy’. Hombre de leyes, instalado en Valladolid. Hacia 1578-1579 una hija suya ingresó en el Carmelo de Alba, aunque no sin reservas por parte de la Santa. Pronto se la comprobó desequilibrada y descontenta. Es significativo y alarmante el informe dado por T al padre J. Gracián: ‘Nunca he querido dar parte a vuestra paternidad de cuán sin poderse sufrir es la hija del licenciado Godoy que está en Alba, por no le dar pena. Yo he hecho cuanto he podido por que se pruebe de todas maneras, y de ninguna se puede sufrir. Que como falta el entendimiento, no se llega a razón y debe estar descontentísima, porque da grandes gritos. Dice estar mal del corazón; yo no lo creo’ (cta 302,6: del 7.7.1579). Como T se halla en Valladolid, ha pedido un informe de Alba, que luego no mostrará a Godoy, pero en cambio lo convence personalmente de que su hija ‘no es para acá’, es decir, no vale para un Carmelo (ib). Rápidamente (el 18 del mismo mes) vuelve a informar a Gracián sobre Godoy y su hija: ‘Vino acá el licenciado Godoy, que me pareció harto buena cosa. Tratamos del negocio de su monja muy largo…’ (cta 303,1), y ambos deciden la salida de la joven, que irá de momento a un ‘monasterio de Bernardas’, no de Valderas como dice la Santa, sino de Benavente. Godoy siguió siendo buen amigo y colaborador de T (ctas 355,8; 359,4), ayudándola incluso en la fundación de descalzos en Valladolid (cta 303,3). La Santa lo había bosquejado bien: ‘me pareció harto buena cosa’ (ib, 1). Aunque no resulte expresamente citado en los escritos teresianos, sí figura como primo de T el beato Francisco Pérez Godoy, que es uno de los 40 jesuitas ‘mártires de Brasil’, asesinados en plena mar el 15.7.1570 y, a lo que parece, visto en éxtasis por T en ese mismo trance, referido por ella al P. Baltasar Alvarez.
Por