Portugués, famoso ‘Príncipe de Eboli’, amigo y bienhechor de la Santa. Hijo de Francisco de Silva y de María de Noroña y Meneses, nieto del mayordomo de la Emperatriz, Ruy Téllez de Meneses. Vino a España en 1515, aún niño de 9 años. Fue paje de Felipe II y posteriormente íntimo y gran valido del mismo. En 1552 casó con Ana Mendoza de la Cerda, pariente de Dª Luisa de la Cerda. De su esposa tuvo 10 hijos, ninguno de los cuales destacaría en la sociedad ni en la política. No sabemos cuándo se conocieron él y la Santa, si bien ésta había tratado a su esposa en el palacio toledano de Dª Luisa (1562). Ciertamente tuvo noticia de él antes de las dos fundaciones de Pastrana (1569), para las cuales Ruy Gómez ofreció locales, edificios y toda suerte de facilidades (F 17). Llegada la Santa a Pastrana para fundar, hubo de residir, con sus monjas, en el palacio de los príncipes: ‘Diéronnos un aposento apartado, adonde estuvimos más de lo que yo pensé…; estaría allí [en Pastrana] tres meses’ (F 17,12). Luego el príncipe les facilitaría la fundación del Colegio de San Cirilo en Alcalá de Henares. Lo refiere Gracián: ‘Poco después de fundado este convento [de Pastrana], fundó el príncipe Ruy Gómez el Colegio de Alcalá, comprando las casas y tratando de poner renta para 18 colegiales, aunque le llevó Dios antes que lo de la renta se efectuase’. (MHCT 3,551). La Santa traza reiteradamente la semblanza del príncipe, de quien admiró la nobleza de ánimo y modales. Aunque contrariada en Toledo por el modo de exigirle la partida para Pastrana, cede ella ‘porque… para todo era bueno tener a Ruy Gómez, que tanta cabida tenía con el Rey y con todos’ (F 17,3). Llegada a Pastrana, ‘hallé allá a la princesa y al príncipe Ruy Gómez, que me hicieron muy buen acogimiento’ (ib 12). Frente a las veleidades de la Éboli, que casi deciden a la Santa a marchar de Pastrana ‘sin fundar’, ‘el príncipe Ruy Gómez, con su cordura, que lo era mucho y llegado a razón, hizo a su mujer que se allanase’ (ib 13). De ambos príncipes, guardó la Santa toda su vida un recuerdo agradecido. Pero la relación leal con ambos, dado el diverso talante de uno y otra, constituyó para T un pequeño drama en vivo. Ruy Gómez murió en Madrid el 29.7.1573, asistido por los PP. Ambrosio Mariano y Baltasar Nieto, que luego acompañaron sus restos mortales a Pastrana (cf MHCT 3,557). Ya antes, siendo todavía novicio el P. Gracián, había tenido que socorrer a Ruy Gómez, a quien sus émulos habían propinado ‘algún veneno o ponzoña a comer’ (ib 19,16). Desafortunadamente, la memoria histórica de Ruy Gómez quedará oscurecida por los devaneos cortesanos de su viuda Dª Ana. Mendoza, Ana de.
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