Aldea de la provincia y diócesis de Avila, en la que tenía su hacienda (casa, palomar y fincas) la madre de Teresa, Dª Beatriz de Ahumada, quien la había heredado de la propia madre, Dª Teresa de las Cuevas. Ahí celebraron su boda en noviembre de 1509 los padres de T. Fue residencia de ésta en varias ocasiones durante su infancia y juventud. A esas fincas vinculó don Alonso de Cepeda buena parte de la dote de T al tomar ésta el hábito en la Encarnación: ‘el dicho Alonso Sánchez da… en dote y para su alimento y sustentación 25 fanegas de pan de renta, por mitad trigo e cebada, en heredad que lo rente en el lugar e término de Gotarrendura’ (BMC 2,93). Según el Inventario y partición de los bienes que dejó a su muerte Don Alonso, en Gotarrendura tenía ‘unas casas… con una cerca; una cerca con un palomar…; tres cuartillos de heredad…; dos prados … ambos a dos cercados; dos tierras cabe los prados de heno que se dicen las Vegas… de doce a trece obradas; bienes inmuebles’, entre éstos, ‘un libro de Evangelios e sermones’ (Serrano y Sanz, 2, pp. 491-492). Teresa misma siguió percibiendo los frutos del palomar (cta 1), que todavía hoy se conserva. Por la fecha en que T pide a Venegrilla ‘unos palominos’ del palomar de Gotarrendura (cta 1), ‘rentó el dicho palomar el año de quinientos e quarenta e siete, de palominos 4704 maravedís, e de palomina 3000 maravedís’ (Serrano y Sanz, ib). En 1982, con ocasión del cuarto centenario de la Santa, los dueños de la finca hicieron donación de ella al Papa Juan Pablo II, donación aceptada oficialmente por el nuncio de S. S., Mons. Innocenti, el 27.8.1982, quien propuso la erección de una entidad que la gestionase. Surgió así la asociación ‘Amigos del Palomar Teresiano de Gotarrendura’, que actualmente se hace cargo de las instalaciones y vela por la conservación del viejo palomar.
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