El Papa san Gregorio Magno (540-604) es el segundo Padre de la Iglesia mencionado y leído por T, que lo incluye en su lista de santos preferidos, al lado del santo Job (A 6), precisamente porque el libro leído por ella era el comentario de san Gregorio al libro bíblico de Job. Ese ingente infolio, titulado ‘Los Morales’ (Moralia… in Job) lo leyó ella, no sabemos si por entero o sólo en parte, en plena juventud, en torno a los 22/23 años, probablemente en los comienzos de la gran enfermedad que la llevó a Castellanos de la Cañada y a Becedas: ‘Mucho me aprovechó para tenerla [paciencia] haber leído la historia de Job en los Morales de san Gregorio, que parece previno el Señor con esto y con haber comenzado a tener oración, para que yo lo pudiese llevar con tanta conformidad… Traía muy ordinario estas palabras de Job en el pensamiento y decíalas: Pues recibimos los bienes de la mano del Señor, ¿por qué no sufriremos los males? Esto parece me ponía esfuerzo’ (V 5,8). Son las palabras repetidas por el santo de Hus en los momentos de desolación (Job 2,10), y que T repite literalmente como las había leído en san Gregorio (c. 6, fol. 32v). Esa sentencia parece haberse convertido en jaculatoria normal de la Santa. Cuenta Ana de Jesús en los procesos de beatificación: ‘En cualquiera adversidad que se le ofreciese la oíamos decir aquellas palabras del santo Job: Si recibimos de mano del Señor los bienes, ¿por qué no recibiremos los males? (BMC 18,473).
Los Morales habían sido leídos por T en la versión castellana de Alonso Alvarez de Toledo, impresa en Sevilla, dos tomos, en 1527, con el título ‘Los Morales de sant Gregorio Papa, dotor de la Yglesia’. En el archivo conventual de San José de Avila se conserva un ejemplar de los dos tomos de la obra, ambos de la impresión de Sevilla 1527. En un papelito de letra tardía, añadido en el tercio superior interno de las cubiertas se lee: ‘Estos morales en los que leía nuestra santa Madre y en las oras de dormir arrimaba a ellos su santa cabeza y algunas syllabas yço con sus benditas [manos] apuntando algunas cosas que armaban [sic] a su espiritu’ (nota repetida en el 2º volumen). En portada hay otra ficha pegada y sellada, en que el vicepostulador de las ‘Causas de beatificación’ OCD, Miguel de la Sda. Familia atestigua la constante tradición con que en el monasterio ‘se sabe’ que estos volúmenes son los que ‘frecuentemente leía’ la Santa: certificado fechado el 12 de julio de 1909. Efectivamente, son numerosas las anotaciones manuscritas en los márgenes de uno y otro volumen. Pero cuidadosamente examinadas, ninguna de ellas se debe a la pluma de la Santa. Ya en 1915 lo advertía el P. Silverio (BMC 1, 31-32 nota).
En el autógrafo del Libro de la Vida (31,11, fol 138v), hay una nota marginal antigua, erróneamente atribuida a Báñez, en que se lee: ‘S Gregorio en / los morales / dize de el / demonio / que es hor / miga y / leon, viene / a este pro / posito bien’. La nota glosa el pasaje de la Santa que decía de los demonios: ‘El caso es que ya tengo entendido su poco poder, si yo no soy contra Dios, que casi ningún temor les tengo. Porque no son nada sus fuerzas, si no ven almas rendidas a ellos y cobardes, que aquí muestran ellos su poder’ (V 31,11). El pasaje alegado de san Gregorio se refiere al texto de Job 4,11, que comentaba aquél así: ‘El tigre peresció porque no tenía despojo et los hijos de los leones fueron disipados… Porque Sathanas por su crueldad se dize leon et por la variedad de sus muchas astucias convenientemente es llamado tigre… El qual como ya diximos segun los setenta intérpretes se dize mirmicaleon. El qual segun avemos dicho es un animal que ascondido en el polvo mata las hormigas que traen el trigo…’ (Morales L 5, c. 17, 69v).
Todavía una última alusión al Santo, que bien puede atestiguar un aspecto de la religiosidad popular de T, se halla en las Constituciones 10,1. A propósito de las difuntas se recomienda: ‘si hubiere posibilidad para ello, digan las misas de san Gregorio’. Lecturas. Conversión.
T. A.