Carmelita, especialmente relacionado con T al ser elegido provincial de Castilla en 1576. Ella lo denominaba familiarmente ‘el Madaleno’. Nacido en Toledo, profesó en el Carmen de esa ciudad el 22.7.1537, día de la Magdalena, de la que tomó el apellido religioso. Cursó estudios en Salamanca por los años 1551-1557: tendrá títulos de presentado y de maestro. En 1577 publicará una extensa vida de Santa Elena (La vida y historia de la gloriosa santa Helena, madre del invictissimo y cristianissimo emperador Constantino… 224 folios). En 1560 es uno de los fundadores del Carmen de Valladolid, donde será prior el trienio 1564-1567. Rubeo, elegido general de los carmelitas ese año 1564, lo nombrará defensor de los derechos de la Orden en Castilla (1.11.1569). Prior de Toledo a partir de 1567, probablemente se encuentra ahí con la Madre Teresa, que funda el Carmelo toledano en 1569. Si bien la Santa no lo menciona en el relato de la fundación (F 15-16), él y su comunidad prestarán una ayuda preciosa a ese naciente carmelo, sumido en pobreza total. En 1573, es nombrado prior de San Pablo de la Moraleja (Valladolid), y al año siguiente prior del Carmen de Valladolid. Por fin, en mayo de 1576 es elegido provincial de los carmelitas de Castilla, y en su trienio se verá implicado en dos acontecimientos penosos: la prisión de fray Juan de la Cruz, llevado de Avila a Toledo en forma difícilmente explicable sin la complicidad del Provincial (diciembre de 1577 – agosto de 1578). Por esas mismas fechas (a partir de octubre de 1577) había ejercido sus poderes de provincial en la famosa ‘elección machucada’ (cta 211,3) del monasterio de la Encarnación de Avila: primero, advirtiendo a las monjas que no debían elegir priora a la Madre Teresa, y luego extremando su reacción con la censura de excomunión a todo el grupo mayoritario de religiosas que la habían votado y persistían en la designación de ella como priora de la comunidad (ib). La situación conventual creada por este último episodio motiva una serie de referencias en el epistolario teresiano; tiene a T ‘con harta pena’ (ctas 212,3; 215,2) y lo mismo a fray Juan de la Cruz; prolongada situación que provoca las reiteradas intervenciones de aquélla en Madrid, para liberar de la censura a las excomulgadas. Escribirá al menos una carta al abogado de la causa de las monjas en la Corte (cta 215). Y todavía el 9.3.1578 escribirá a otro de los mediadores madrileños, con patente dureza: ‘todavía queda aquel provincial atormentando a las monjas’ (cta 232,5: a Roque de Huerta). Desde que el nuncio Felipe Sega puso a los descalzos bajo la jurisdicción de los provinciales (decreto del 16.10.1578: MHCT 2,34-36) hasta abril de 1579, T misma fue súbdita del P. Juan Gutiérrez de la Magdalena. Los duros términos de ese decreto costaron a T un día de lágrimas, según refiere Ana de san Bartolomé (cf Reforma I, 4, c. 33, pp. 668-9). Una de las últimas alusiones a él está motivada por las presiones ejercidas sobre el Carmelo de Medina para que las descalzas se sometan a dicha obediencia, ya antes del referido decreto del nuncio papal (cta 258,4: del 19.8.1578). El provincial Gutiérrez de la Magdalena cesó en su cargo el 12.5.1579, y probablemente falleció ese mismo año. No parece haberse ganado la simpatía de la Santa. No quedan restos del carteo que seguramente existió entre ambos.
BIBL.Hipólito de la S. F., La elección machucada de S. T. En EphCarm 20 (1969) 168-193; Id., Erección de la Reforma Teresiana en Provincia independiente. En MteCarm 81 (1973) 62-63.