A san Hilarión está dedicado el poema nº 22 de T. Figura también en la lista de santos de su devoción (A 6). Si hoy nos resulta algo extraño, no así en tiempo de la Santa. En su breviario (Venecia 1568) figuraba la fiesta de san Hilarión, ‘abad, padre nuestro’ (es decir, santo carmelita) el 22 de octubre (ib p. 356v). Su fama de gran ermitaño y fundador de monasterios en Palestina se debe a la biografía que de él escribió san Jerónimo a fines del s. IV, y que luego fue asumida por la leyenda carmelita. El Santo había vivido entre 291 y 371. Teresa lo evoca en sus angustias de los años 1558-1560 (V 27,1). En el poema lo celebra como guerrero de la ascesis y héroe de la soledad: ‘Hoy ha vencido un guerrero / al mundo y sus valedores. / Vuelta, vuelta, pecadores, / sigamos este sendero’. Poema compuesto obviamente en la fiesta del Santo y para exaltar la vida de soledad en el Carmelo. De hecho, en el primitivo monasterio de San José (Avila), la Santa le había dedicado una de las ermitas.
T. A.