Gran amigo y colaborador de T en Madrid a partir de 1577. Casado con Dª Inés Benavente. Guarda de Montes del patrimonio forestal de la nación: ‘Guardamayor de los montes de Su Majestad’ lo titula ella. Desempeñó a la vez otros altos cargos en la corte de Madrid. Amigo de la familia Gracián y del jesuita Gaspar de Salazar (cta 219,5). Es J. Gracián quien facilita sus servicios y relaciones amistosas con la Santa (cta 203,1). Ella comienza escribiéndole una carta de amistad y de negocios: ‘según yo tengo de negocios…, de aquí adelante acudiré a vuestra merced con las cartas que se ofrecieren para nuestro padre… Pero ha de ser a condición que no ponga vuestra merced más que el trabajo, sino que con toda llaneza tengamos cuenta en esto de los portes; porque, de otra manera, yo no recibiré esta merced’ (ib). Era el 14.7.1577. Roque servirá fielmente a Gracián, a los descalzos y a T hasta la muerte de ésta, no sólo en la transmisión del correo sino en asuntos confidenciales o delicados. Se convierte en toda una agencia de noticias y servicios. Interviene a favor de las carmelitas de la Encarnación, excomulgadas tras la famosa elección ‘machucada’ (ctas 232 y 233). Informa reiteradamente a la Santa sobre las decisiones del nuncio F. Sega (cta 254). Le envía a ésta traslado notarial de la provisión regia acerca de Gracián y su visita (cta 256,2). Ella, a su vez, lo tiene informado de cosas positivas y negativas de los descalzos. Le envía una copiosa información sobre el lamentable capítulo 2º de Almodóvar (cta 273). Orienta hacia él las cartas enviadas desde Andalucía, ‘que con enviar a Roque de Huerta las cartas por la vía del arzobispo [de Toledo], me las enviará adonde estuviere’ (cta 301,5; 304,6). A él le confía poderes para el cobro de los dineros adeudados por el Carmelo de Sevilla (cta 335,7). Todo demuestra que Roque se ha merecido la total confianza de la Santa. En 1581 su hija María ingresa, joven de 15 años, en el Carmelo de Soria con el nombre de María de la Purificación, a quien la Santa misma impone el hábito la víspera de su salida de Soria (15.8.1581). A los dos, padre e hija, alude T en su postrera carta, escrita de camino, pocos días antes de morir: ‘de la hija de Roque de Huerta me huelgo sea bonita’ (cta 468,2). De la intensa correspondencia epistolar mantenida con la Santa, Roque nos ha legado 16 cartas: más que cualquier otro amigo seglar de T.
Por