Ciudad bíblica, capital del reino desde David. Teresa la menciona siempre evocando algún pasaje de la Escritura: o recordando el llanto de las hijas de Jerusalén: Lc 23,27 (V 27,13), o a la esposa de los Cantares(5,8) que vaga por las plazas y conjura a las hijas de Jerusalén (E 16,3), o bien anhelando la Jerusalén celeste del Apocalipsis (F 4,4),
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