Profesor dominico. Conoció y ayudó a la Santa con ocasión de la fundación del carmelo de Valladolid (1568). Lector y admirador de sus escritos, una vez publicados por fray Luis. Pero más tarde, influenciado por su hermano de hábito Juan de Orellana con quien convive en el convento de San Pedro Mártir de Toledo, los delata a la Inquisición de Madrid, en un memorial extremoso, lleno de dicterios y condenas para la doctrina y los escritos teresianos a los que tilda de diabólicos.
Datado su memorial en junio de 1593, fue refrendado ante la Inquisición por el voto, igualmente extremoso, de Juan de Orellana (agosto del mismo año). Con todo, por esas fechas era Inquisidor General el Cardenal Gaspar de Quiroga, entonces ya gran admirador de la Santa. El cual no parece haber dado crédito a ninguno de ambos memorialistas acusadores.
Lorenzana entonces cursa el propio escrito a Roma, ante el tribunal del Santo Oficio. Y, poco antes de morir, recibe una extensa carta-réplica del P. Diego de Yepes, que en ese momento era el custodio de los autógrafos teresianos en la Biblioteca del Escorial. Yepes firma su extensa carta el 6.7.1594. Lorenzana moría pocos días después sin poder responderla. (El memorial de Lorenzana lo publica E. Llamas en Santa Teresa de Jesús y la Inquisición española (Madrid 1972), pp. 444-469. La Carta de Yepes, en la Nota Histórica a la edición facsímil del autógrao de Vida (Burgos 1999), pp. 565-566).