Villa manchega de la provincia de Ciudad Real. Había pertenecido a la orden de Calatrava, y a mediados del siglo XVI el emperador Carlos V la vendió a su secretario Arias Pardo, pasando luego a la viuda de éste, Luisa de la Cerda. Ella proyecta en 1562 la fundación de uno de los conventos de san Pedro de Alcántara en la villa, sin lograrlo. Ahí funda T en abril de 1568 su tercer Carmelo (F 9), y ahí recibe la orden interior: ‘que me diese prisa a hacer estas casas’, y ‘que escribiese la fundación de estas casas’, refrendo de su misión de fundadora y de escritora (R 9,2). A Malagón regresará T varias veces (cf F 26,1). Se preocupará de las niñas pobres del lugar, hasta proyectar la erección de un pequeño colegio: ‘dejamos concertado con una mujer muy teatina [=piadosa]… que muestre a labrar de balde muchachas, y con este achaque, que las muestre la doctrina y a servir al Señor, que es cosa de gran provecho’ (cta 8,6: del 27.5.1568, a Dª Luisa). No excluye fundar en la villa un convento de descalzos (cta 135,15: octubre de 1576). Regresará a Malagón en el invierno de 1579. Y desde ahí saldrá (febrero de 1580) para fundar el Carmelo de Villanueva de la Jara. Sobre su estancia en Malagón escribe ella: ‘Yo digo a vuestra merced que aquí [en Malagón] hay una gran comodidad para mí, que yo he deseado hartos años ha’ (cta 320,1). ‘No me harto de dar gracias a Dios de haber venido’ (cta 325,6: enero de 1580).
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