Canónigo de Toledo, bien acreditado ante Felipe II y en la diócesis toledana. A él recurrieron los descalzos cuando trataban de erigir un convento en Madrid (1576). T no parece estar de acuerdo con el tejemaneje adoptado. Escribe ella desde Toledo al P. Mariano en Madrid: ‘Yo dije a vuestra reverencia harto que, hasta tener letra del señor nuncio en que diese licencia, que no sería nada. Cuando don Jerónimo me dijo que venía a rogarlo a los frailes, me quedé adarvada’ (=asustada y desconcertada) (cta 135,9).
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