Sacerdote, colaborador y asesor de la Santa en la corte de Madrid. Era hijo natural de Rodrigo Manrique de Lara, conde de Paredes. Nombrado por Felipe II ‘limosnero y capellán mayor’. En el momento crucial de la obra teresiana, puesta a prueba por el nuncio papal F. Sega, don Luis será el primero de los cuatro asesores (‘acompañados’ los llama T), que juzguen la actuación de Gracián y la situación de los descalzos (MHCT 2, 58. 80. 89. 101…). Anota el mismo Gracián: ‘Al fin resolvieron, y don Luis Manrique (que era uno de los jueces) con ellos, que me dejase sentenciar como el nuncio quisiese…’ (Escolias p. 404). Luego, el mismo don Luis escribe al secretario regio L. de Velasco y a Gracián (ib 225. 227. 236…) preparando el capítulo de Alcalá, mediando entre éste y el Rey (ib 246. 250. 266) y facilitando el feliz desenlace del enredoso proceso. Cuando T tuvo noticia del nombramiento de los cuatro asesores, escribió a Casademonte: ‘sepa que después que esos señores y padres míos dominicos están por acompañados, todo el cuidado se me ha quitado de nuestros negocios…, con personas tales como los cuatro que están, tengo por cierto que lo que ordenaren será para honra y gloria de Dios…’ (cta 293,3). En el carteo teresiano se repetirán las alusiones a él, respecto a los trámites de Madrid y de Roma (cta 316,9; 318,12). Todavía en 1580 sugerirá a Gracián la posibilidad de que don Luis obtenga de Quiroga la licencia para fundar en Madrid (cta 334,3). Falleció don Luis en 1583 (cf MHCT 19,116. 440).
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