Hermano menor del obispo abulense, don Alvaro, y amigo personal de la Santa. ‘Caballero principal’, lo designa ella (F 10,1). Entra en la historia de las fundacionres teresianas por su oferta de locales (‘una casa… con una huerta muy buena y grande… dentro de una viña’: F.10,1) para fundar el Carmelo de Valladolid, en Río de Olmos, ‘casi un cuarto de legua’ de la ciudad (ib). Episodio minuciosamente narrado por T en el Libro de las Fundaciones, c.10. Con don Bernardino y con su hermana doña María de Mendoza, viajó ella (enero de 1568) de Medina a Madrid y a Alcalá de Henares. Aquellos dos prosiguieron viaje a Andalucía. Llegados a Ubeda, hacia finales de febrero la muerte sorprendió a don Bernardino: ‘le dio un mal tan acelerado, que le quitó el habla… Murió muy en breve, harto lejos de donde yo estaba’ (F 10,2). Y la Santa se apresuró a realizar la proyectada fundación de Río de Olmos, que finalmente inauguró el 15 de agosto de ese año (F 10,5). Poco antes (julio de 1568), en carta a don Alvaro evocaba T el recuerdo de don Bernardino: ‘Ahora un año, estuvimos esperando vendría vuestra señoría aquí [a Medina] a ver a mi señora doña María [de Mendoza], que nos lo certificó don Bernardino, y estábamos harto alegres’ (cta 12,2).
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