En tiempo de T los mercaderes constituían una profesión social relevante. Ejercían tratos y operaciones mercantiles de variado tipo. Formaban grandes compañías y asociaciones. En Castilla eran importantes las de Medina y las de Burgos, relacionadas con mercaderes europeos. T está cercana a esa clase social, y la refleja ocasionalmente en sus escritos. Más de una vez atestigua su amistad personal con alguno del gremio. Su primera mención alude a los dos mercaderes venidos de América en 1561, para traerle dineros de parte de su hermano Lorenzo (cta 2,1). En su primera salida de fundadora, otro mercader, Blas de Medina, le ofrece su propia casa para alojamiento temporal del Carmelo medinense (F 3,4). Ella recuerda luego, con emoción, a los dos mercaderes que la acompañaron en la visita al recién fundado convento de Duruelo: ‘dos mercaderes que habían venido de Medina hasta allí conmigo, que eran mis amigos, no hacían otra cosa sino llorar. ¡Tenía [la iglesia] tantas cruces, tantas calaveras!… Me decían que por todo el mundo no quisieran haber dejado de venir allí’ (F 14, 6.11). Al cercano lugarejo de Mancera había traído de Flandes otro mercader ‘un retablo grande, que yo no he visto… cosa mejor’ (ib 9). El mismo relato de las Fundaciones teje poco después el elogio del toledano Martín Ramírez, ‘hombre honrado y siervo de Dios, mercader…, de gran verdad y honestidad’ (F 15,1), que ‘con trato lícito allegaba su hacienda’ (ib), la cual servirá para iniciar el Carmelo de Toledo. Y en ese mismo contexto hace el cálido elogio de otro ‘mercader amigo mío, del mismo lugar’, Alonso de Avila (F 15,6-7.Es posible que alguno de éstos dos mercaderes hubiese conocido al ‘Toledano’, abuelo de la Santa). Otros mercaderes, buenos colaboradores, desfilarán por el epistolario teresiano (cta 182,14). En Valladolid la Santa cuenta con la amistad y generosidad de Agustín de Vitoria (cta 177,20), que años después la ayudará en la fundación de Palencia: ‘otro amigo de las monjas de Valladolid, llamado Agustín de Vitoria, me ha prestado dineros para acomodar la casa, y regalado harto por el camino’ (F 29,9). Esa particular amistad de T y de sus monjas (cf cta 177,20) con el gremio de los mercaderes la sitúa bien en el entramado social de su época.
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