Villa de la provincia de Guadalajara, señorío de Ruy G. de Silva y Dª Ana de Mendoza, Principes de Eboli, quienes ofrecieron a T la fundación de un Carmelo (1569) y facilitaron la de un convento de descalzos (1569), ambos en la villa. T lo relata en el Libro de las Fundaciones c. 17. El convento de descalzos fue luego noviciado famoso en Castilla. En cambio, ella misma decidió la supresión del Carmelo pastranene (1574) y el traslado de la comunidad a Segovia (F 17, 16-17. Al convento de Pastrana lo visitó T al menos dos veces: el año de su fundación y de nuevo en 1571. Pero se alarmó ante los excesos penitenciales introducidos por el extravagante maestro de novicios Angel de san Gabriel. De acuerdo con el Visitador dominico Pedro Fernández, envió para moderar esos extremos a fray Juan de la Cruz (probablemente ya en 1571). Y ante la tozudez de dicho maestro la Santa solicitó el dictamen del teólogo Domingo Báñez, quien escribió su célebre carta de 23.4.1572 (BMC 6,131-133) reprobando las maneras pseudo-pedagógicas de fray Angel. Ocurría esto cuando el noviciado estaba a tope de jóvenes novicios venidos, en gran parte, del entorno universitario de Alcalá. Entre esos jóvenes venidos de la universidad complutense se hallaba Jerónimo Gracián: también esto lo recuerda T en F 23,8-10, e igualmente Gracián en su Historia de las Fundaciones (MHCT 3, 555-556). Una vez muerta T, el noviciado pastranense adquiere relieve especial en la vida de los descalzos, sobre todo a partir del ‘Capítulo de Pastrana’ de 1585, al que asistieron san Juan de la Cruz, y los PP. Gracián y Doria, provinciales de turno.
BIBL. Reforma, 1, 2, c. 50, p. 372; AA. VV., Homenaje IV Centenario…