Carmelita descalzo, colaborador inmediato de la Santa y de Gracián. ‘El vizcaíno’, en la antigua historiografía carmelitana. Nacido en La Puebla de Arganzón (Condado de Treviño), en 1540. Hijo de Pedro Quintanilla y de María González de Domaica. Toma el hábito carmelita en Pastrana en 1571. Es connovicio de Gracián. Profesa el 11.1.1573. Recién profeso, se asocia a fray Juan de la Cruz en el monasterio de la Encarnación de Avila, hasta que le da el turno el P. Germán. Asiste al capítulo de Alcalá (1581), y pasa a ser secretario personal de Gracián electo provincial. Al año siguiente, acompaña a la Santa camino de la fundación de Burgos (enero de 1582). Le lleva recados de Burgos a Soria (cta del 4.2.1582, n. 1). Sigue a su lado en Burgos, cuando Gracián se aleja de la ciudad. La asiste y confiesa en ese periodo, con episodios de gran colorido, contados más tarde por él mismo. En julio de ese año, ya está en Alcalá (cta a María de san José: 14.7.1582, n. 5), nombrado vicerrector del Colegio de San Cirilo por Gracián, si bien la Santa cree que ‘le hace harta falta’ a éste, como secretario personal (ib).
Al ser elegido provincial el P. Nicolás Doria en el Capítulo de Lisboa (mayo de 1585), el P. Pedro viaja a Génova para notificarlo al interesado. De nuevo actúa como secretario de Gracián, cuando éste desempeña funciones de Visitador de los Carmelitas en Portugal (1587). Posteriormente, siendo prior del convento de Santa Ana, en Génova (1587-1590), escribe a la Consulta una franca carta apologética a favor de Gracián, en vista de las hostilidades que los superiores de Madrid mantienen contra éste (MHCT 3, pp. 440-444): según él, ‘Gracián… ha sido la honra de la Orden, exemplo de virtud y bondad’ (ib. 441). El P. Pedro es enviado por Gracián a Roma a perorar la causa de las leyes de las carmelitas descalzas. Escribe este último: ‘A este tiempo, vinieron a mis manos las nuevas leyes de la Consulta, y vi claramente el daño que de aquel modo de gobierno se seguía a las descalzas. Escribí los inconvenientes, y envié con ellos a Roma al padre fray Pedro de la Purificación’ (Peregrinación de Anastasio,diálogo 4º).
Ambos, Gracián y Pedro, convocados a Madrid, son castigados por la Consulta: Gracián es expulsado de la Orden (1592), y Pedro recluido e incomunicado en el convento de Segovia. Desde esa reclusión segoviana, logra él enviar al Cardenal Protector de la Orden una nueva defensa de la persona y la conducta de Gracián: 21 de abril de 1592 (HCD 5, p. 531). Años después, repuesto del castigo, se traslada a Portugal, y en el convento de Evora recibe del P. General la orden de escribir sus recuerdos personales acerca de la M. Teresa (18.12.1601: BMC 6, 379-385). Al año siguiente (1602) hacía igualmente una declaración, esta vez en Lisboa, sobre fray Juan de la Cruz (BMC 24, 287.290), reiterada al año siguiente en Coimbra (ib 25, 664-669). Siendo prior de Burgos de Osma (1612), sigue carteándose, no sin dificultades, con el P. Gracián residente en Flandes (MHCT 9, p. 538). Ya anciano, en 1616 lo nombran prior de Toledo, pero renuncia. De nuevo en Portugal, siendo prior del convento de Cascais, muere en 1620.
El P. Pedro tuvo la gran suerte de vivir de cerca con las tres figuras más destacadas de aquel Carmelo, la Fundadora, san Juan de la Cruz y Gracián. Tuvo también la suerte de convivir en Génova con la figura más distinguida del naciente carmelo italiano, el P. Juan de Jesús María (‘calagurritano’). No conservó cartas de la Santa. Acerca de ella escribió en 1602 un precioso testimonio, en que sobresale la temporada de brega con ocasión de la fundación de Burgos (BMC 6, pp. 379-385). En la antigua historiografía carmelitana, le tocó compartir con su entrañable hermano, el P. Gracián, la injusticia de las omisiones y silencios tendenciosos. Cf BMC 19, 67.80 445.