Amigo de la familia Gracián en Madrid, en cuya casa suele hospedarse el P. Jerónimo Gracián el penoso año 1578, cuando le resulta peligroso alojarse en la casa paterna o en el Carmen de Madrid: ‘tan buena casa’, subrayará la Santa (cta 258,5). Cuando ella escribe, ese año, al nuncio F. Sega, envía la carta a casa de don Diego y suplica que ‘una de esas señoras’ ponga el sobrescrito, ‘la que más parezca a mi letra’, ‘que por no errar no le pongo’ (cta 261,1). Poco antes había escrito agradecida: ‘No sé cómo le pagaremos a don Diego lo mucho que se le debe; para tanta caridad, de arriba ha de venir la paga’ (258,8).
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