Prebendado de la Catedral de Palencia, que acompañó a la Santa en sus viajes de Palencia a Soria y de Soria a Avila (1581). En Palencia se había ganado el aprecio y amistad de T. Desde Soria escribía ella al canónigo Reinoso de Palencia: ‘Escribo al señor Provisor suplicando dé licencia, y la procure del cabildo, al racionero Ribera para 20 días (si se pudiese alcanzar, mejor serían 30), porque yo digo a vuestra merced que no hallo en este lugar [Soria] quien pueda ir conmigo [a Avila]…; que ocho días y aun diez hago cuenta habrá menester para el camino’ (cta 400,2). Escribe el 8.7.1581. El día 13 ya tiene la respuesta de Palencia (cta 401,9). Se pone en camino a mediados de agosto. El viaje fue penosísimo para todos (cf F. 30,12-13). Desde Avila escribía de nuevo la Santa al mismo Reinoso: ‘Llegué aquí no buena, con una calenturilla que había causado cierta ocasión. Ya estoy buena…; yo digo a vuestra merced que estos caminos son harto cansosos… Nuestro buen racionero [Ribera] habrá dicho a vuestra merced lo que pasamos en éste’ (406,2). El mejor elogio de Ribera lo hace T en F, 30,12: ‘Fue en extremo lo que nos ayudó… en todo’.
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