Caballero de Segura de la Sierra (Jaén). Hacendado y piadoso. Labrador, ganadero y mercader de lana, que exporta a Italia. Padre de tres hijas, dos de las cuales hacen vida de beatas en la misma villa de Segura. Al morir la tercera en mayo de 1568, don Cristóbal proyecta fundar un Carmelo en la villa. Así lo propone a la Santa por medio del franciscano Antonio de Segura, guardián del convento de Cadalso de los Vidrios (Madrid), que ha venido a Avila ‘a pie y descalzo’. Pero aquél exige que la futura fundación esté ‘sujeta’ a los jesuitas. La Santa responde (junio de 1568) aceptando la fundación (cta 11), pero no esa última exigencia. Y don Cristóbal opta por erigir un colegio de jesuitas y no un Carmelo. No hay huella de ulteriores relaciones del mismo con la Santa. En cambio, la carta de ésta a él (cta 11), que ciertamente contenía un cálido elogio de los jesuitas, nos ha llegado falsificada, al menos en su primera mitad, donde llega a afirmarse que en ese momento ya había numerosas (‘demasiadas’) casas de (o para) carmelitas descalzos, cuando aún no se había fundado Duruelo, e incluso se dice proyectar la fundación de otra más, también de descalzos, en Segura de la Sierra, Andalucía. (La biografía de don Cristóbal fue escrita por el P. Manuel Arceo en su Historiadel colegio de Segura de la Sierra.)
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