Insigne dominico, profeso en el convento de San Pablo de Burgos. Enviado luego a promover la vida dominicana en Portugal, donde fue provincial. Elegido posteriormente prior de San Pablo de Burgos, fue famoso por su predicación y por su vida ejemplar. Provincial de Castilla el último trienio de su vida (1566-1569). A los 71 años de edad, predicando la cuaresma de 1568 en Toledo, conoció a la Santa y fue su confesor. Escribe ella a su amiga María de Mendoza: ‘El provincial de los dominicos predica aquí; síguele gran parte y con razón; aún no le he tratado’ (cta 19,4: de Marzo 1568). Lo tratará la Santa a lo largo del mes de marzo, y esporádicamente después. El resultado de ese primer encuentro lo refiere por extenso un súbdito insigne de Salinas, el P. Báñez, en el proceso de beatificación de T: ‘Otro Maestro de la dicha Orden de Santo Domingo, llamado fray Juan de Salinas… dijo una vez a este testigo: ¿quién es una Teresa de Jesús que me dicen que es mucho vuestra? No hay que confiar de virtud de mujeres, pretendiendo en esto hacer a este testigo recatado, como si no lo estuviera tanto y más que él. Y este testigo le respondió: Vuestra Paternidad va a Toledo y la verá, y experimentará que es razón tenerla en mucho; y así fue, que estando en Toledo una cuaresma entera, la comenzó a examinar, y con ser hombre que predicaba casi cada día, la iba a confesar casi todos los días e hizo de ella grandes experiencias. Y después, encontrándole este testigo en otra ocasión, le dijo: ¿Qué le parece a Vuestra Paternidad de Teresa de Jesús? Respondió a este testigo con gran donaire, diciendo: ‘¡Oh! Habíadesme engañado, que decíades que era mujer; a la fe que no es sino hombre varón y de los muy barbados, dando a entender en esto su gran constancia y discreción en el gobierno de su persona y de sus monjas’ (BMC 18,9). Después de muerto Juan de Salinas (1569), la Santa lo recuerda en la serie de letrados selectos que la asesoraron: ‘También trató particularmente con un provincial de Santo Domingo, llamado Salinas, hombre muy espiritual y gran siervo de Dios’ (R 4,8: año 1575).Dominicos.
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