Es uno de los recaderos de la Santa. Le sirve de ‘mensajero’ entre Malagón y Sevilla, con cartas y paquetes para el P. Doria (ctas 318. 325…) y para María de san José (319. 330. 331. 364). En 1580, la Santa desea que Serrano se instale (de nuevo?) en Sevilla (cta 330,17), adonde ya se halla a fines de año (cta 364,9). Pero unos meses antes había intentado pasar a las Indias. No se lo aprueba la Santa: ‘Con Serrano tengo escrito a V.R. [María de San José, en Sevilla], que me dijo se partiría presto para allá, que no se puede a hacer acá. Mire por él, que el licenciado [G. de Villanueva] me ha dicho que le ha dicho que quiere pasar a las Indias, y pesarle hía, que es un disparate; y nunca le acabaré de agradecer la ley que ahí las tuvo en tiempo de tanta necesidad’ (cta 331,6). A pesar de su mucha presencia en el carteo de la Santa, es poco lo que sabemos de él. Ni siquiera su nombre. No confundirlo con ‘el licenciado Serrano’, de Toledo, a quien ella y Gracián consultan, como asesor teólogo, un caso típico de moral ‘probabilista’ (cta 340, 1-2; cf A 2, carta 36, p. 269, nn. 3-7).
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