Abulense nacido en Bonilla de la Sierra (aldea de la provincia de Avila), que llegó a ocupar altos puesto en la sociedad coetánea de la Santa: Valladolid, Astorga, Avila… Había estudiado en la universidad salmantina. Fue nombrado por Fernando de Valdés inquisidor de Córdoba, y sucesivamente de Sevilla y Toledo. Nombrado en 1571 obispo de Albarracín y Segorbe. En 1575, obispo de Salamanca. Murió en Llerena el 29.1.1578. Relacionado con la familia de Teresa: bendijo él la boda de la hermana menor de ésta con Juan de Ovalle, en Alba (1553). Poco después, siendo ya inquisidor, Teresa misma recurre a él para que la asesore en el discernimiento de sus gracias místicas. Cuenta ella misma: ‘habrá como 13 años poco más o menos [escribe eso en 1576], que fue allí [a Avila] el [actual] obispo de Salamanca, que era inquisidor creo en Toledo, y lo había sido aquí [Sevilla]; ella procuró de hablarle para asegurarse más, y diole cuenta de todo. Él le dijo que todo esto no era cosa que tocaba a su oficio… Díjole, como la vio tan fatigada, que escribiese al maestro Avila, que era vivo, una larga relación de todo…, y que con lo que la escribiese se sosegase. Ella lo hizo así…’ (R 4,6). Soto originó de esa suerte la segunda redacción de Vida. Probablemente fue entonces cuando se atrevió a proponer a la Santa ‘que suplicase a Dios le diese a entender si sería servicio suyo tomar un obispado…’, recibiendo en respuesta una buena lección evangélica , que T consigna en el último capítulo de su autobiografía (V 40,16). Años después (1575), apenas nombrado obispo de Salamanca, pero todavía miembro del Santo Oficio en Madrid, llega a sus manos el autógrafo del Libro de la Vida, delatado a la Inquisición. Cuenta Báñez: ‘El cual libro este testigo [Báñez mismo] leyó y entregó al Santo Oficio de la Inquisición en Madrid, y después le fue tornado por el inquisidor Francisco de Soto y Salazar, para que le tornase a ver y diese su parecer’ (BMC 18,9). Báñez lo devolverá al tribunal de la suprema en julio del mismo año (BMC 2,211). No son muchos más los episodios conocidos de su relación personal con la Santa. En 1569 escribía ésta a Juana de Ahumada, en Alba: ‘A Gonzalito [hijo de Juana] he escrito por vía del Inquisidor Soto. Aún no sé si le han dado la carta’ (cta 22,2). El último episodio es ya de signo negativo y algo tortuoso. Ocurrirá en vida de T, pero ella no lo menciona. Fue en 1577, cuando los descalzos, impulsados por la M. Fundadora, decidieron fundar un convento en Salamanca (el futuro Colegio Salmanticense). Soto, obispo de la ciudad, se opone a ello, incluso sumando nuevas dificultades al intento, hasta provocar una algarada estudiantil. Lo refiere minuciosamente el historiador de la Reforma de los Descalzos, Francisco de Santa María (I, L, 4, c. 39, n. 6, p. 689). No confundirlo con ‘el Padre Soto‘, sacerdote de Sevilla, amigo de la Santa y de las carmelitas hispalenses, frecuentemente mencionado en las cartas de T (319,6,3; 319,5; 330,17), pero del que no poseemos datos personales. Fallecido en el verano de 1580 (cta 357,2). Inquisición.
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