Carmelita en el monasterio de la Encarnación. En 1567, suplica a Rubeo, en la visita del monasterio, permiso para poseer limosnas y para salir en caso de grave enfermedad (EstTer 1, 299). Durante el priorato de T (1571-1574), interviene en la Respuesta a un desafío (n. 9), pidiendo al Señor ‘paciencia y conformidad para sufrir la enfermedad’, y se trata de una enfermedad ‘gravísima, que no puede hablar un año y más ha’, advierte la Santa. También ella solidarizará con las electoras de la Santa como priora del monasterio en 1577 (MHCT 1,433-437), firmando igualmente la carta que las monjas dirigen con ese motivo a la Duquesa de Alba (cf N. González, El monasterio de la Encarnación…, 2,311-312), denunciando además la violenta prisión de san Juan de la Cruz.
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