Sobrina de la Santa. Su nombre de familia, Teresa de Ahumada. Comúnmente conocida como Teresita. Se firmaba Teresa o bien Theresa de Jesús.Hija de Lorenzo de Cepeda y Juana de Fuentes. Nacida en Quito el 25.10.1566. Huérfana de madre al año siguiente (14.11.1567). Vivió en América sólo nueve años. Antes de venir a España, sabía leer y escribir. Fue muy accidentado su viaje a España en compañía de su padre, hermanos y tíos. Uno de éstos falleció en Centroamérica, antes de embarcar. En alta mar murió uno de sus hermanos.
Llegó a Sevilla, estando allí la Santa, a mediados de agosto de 1575. Admitida excepcionalmente en el Carmelo de Sevilla, tras seria consulta a letrados competentes, ese mismo mes o al siguiente. Gozosamente acogida por la Santa, vistió enseguida al hábito de carmelita. Centró el afecto de toda la comunidad y especialmente de su santa tía. Niña aún, antes de partir de Sevilla, fue retratada en un óleo por fray Juan de la Miseria, que poco antes había retratado a la Santa. Pintó a la niña, vestida de carmelita (hábito y capa blanca), ‘de edad de 10 años’, con el simbólico corazón en la izquierda y el Niño Jesús en la diestra. (El cuadro sigue en el Carmelo de Sevilla). Seguirá con su hábito de carmelita hasta iniciar el noviciado a primeros de 1581 en Avila.
En el Carmelo de San José de Avila ingresa apenas llegada a la ciudad el 12 de julio de 1576 (cta 122,11). ‘Recibímosla en esta casa el mismo día que entró en Avila, que fue un jueves a 12 del mes de julio, año de 1576, con mucho contento de todo el convento’ (cf Pólit, p. 346). Estando ahí, pierde a su padre el 26.6.1680. Al casarse su hermano Francisco con una dama de Madrid, la madre de ésta impugnará el testamento de don Lorenzo, del que era albacea la Santa, e insidiará a Teresita, para que salga del convento y haga posible el desvío de la herencia a favor de su hermano (cta 424,2). Es el momento en que ella se enfría en su afecto a la Santa y atraviesa su crisis de vocación. Por voluntad de la Madre Fundadora, Teresita la acompaña en el duro viaje de Avila a Burgos en enero de 1582 (ctas 421,5 y 422,4). Aquí, reside primero en la casa de doña Catalina de Tolosa, donde intima con Elenita de Tolosa, hija de aquélla y coetánea de Teresita, que también se ha agregado al grupo de carmelitas y con ellas se traslada al Hospital de la Concepción. Ahí, una y otra entran en contacto con los enfermos, al lado de la Santa o de Ana de san Bartolomé. Ambas participan en la erección del Carmelo burgalés, y en él tienen el sobresalto de la famosa inundación de la casa por el Arlanzón a finales de mayo. Las dos simpáticas adolescentes conviven en el nuevo Carmelo otros dos meses, hasta la partida de la Santa.
A pesar de sus momentos de crisis (cta 458,4), Teresita acompaña a la Madre Fundadora en el duro viaje de regreso de Burgos (26.7.1582) a Alba, con pausas en los Carmelos de Palencia, Valladolid y Medina. En Valladolid vive ésta (la Santa) uno de los trances más penosos de su vida, a causa de las intrigas de la mencionada suegra de Francisco, que había logrado poner de su parte a la priora del Carmelo Vallisoletano, M. María Bautista, y que hacía todo lo posible por impedir la profesión de Teresita. Esta continuó viaje con la Santa, rumbo a Avila, pero desviado a Alba de Tormes, adonde llegaron el 20 de septiembre. Asiste a la postrera comunión de la Santa, moribunda, el 3 de octubre, y el día siguiente está presente a su muerte. Pasados los funerales, Teresita y Ana de san Bartolomé se apresuran a regresar a San José de Avila, donde el 3.11.1582 es elegida priora, en lugar de la difunta Santa, María de san Jerónimo. Dos días después, la nueva priora recibe los votos de Teresita, que profesa el 5.11.1582, apenas 21 días después de muerta la Santa que tanto había deseado se lograse esa profesión.
En San José de Avila proseguirá la hermana Teresa el resto de su vida, como una santa carmelita. Testificará dos veces en los procesos de la Santa: en Avila, el 22.1.1596; y de nuevo en Avila el 9 de septiembre de 1610. Esta segunda declaración fue minuciosamente preparada y firmada por ella la víspera de su muerte, acaecida el 10.9.1610, a los 44 de edad.
Teresita es la primera carmelita americana, y una de las primeras religiosas del Nuevo Mundo. Nos ha legado sólo una carta de la Santa a ella (cta 351). No nos ha llegado ninguna de cuantas ella misma escribió a su santa tía. Pero en el epistolario teresiano poseemos una copiosa y matizada semblanza de la joven quiteña y de su proceso de maduración humana y religiosa. ‘Tiene una condicioncita como un ángel y sabe entretener bien en las recreaciones contando de los indios y de la mar mejor que yo lo contara’ (cta 89,3). Y todavía en 1581 escribe la Santa al hermano de Teresita: ‘Con la hermana Teresa de Jesús es con la que tengo alivio: está ya mujer y siempre crece en virtud’ (cta 427,3). En la historia de la afectividad de T el episodio amoroso de tía y sobrina es de sumo interés por parte de las dos. Teresita, huérfana de madre desde su primer año de vida, queda fascinada por el afecto materno que le prodiga su nueva madre en el Carmelo de Sevilla. También la Santa queda profundamente prendada de los encantos increíbles de la niña (cta 309,10). Posteriormente ésta, ya novicia en torno a los 15 de edad, sufre una crisis de desafecto que ella misma confesará expresamente al extender su declaración en vísperas ya de la propia muerte. Crisis que coincide con su segunda orfandad, al morir súbitamente su padre don Lorenzo (cta 350,1), y nítidamente percibida por la Santa. Al morir ésta y quedar huérfana Teresita por tercera vez, renacen en ella a nivel diverso la nostalgia, el afecto profundo y la admiración incondicional por esta su madre del cielo. Teresita, que a finales de 1581 había transcrito íntegramente el Libro de la Vida, tiene en el recuerdo de lo vivido y de lo leído un auténtico parámetro de la estatura humana y espiritual de la Santa, y da fe de ella en forma testifical y personal sobre todo en la declaración que prepara poco antes de morir. Pero también la Santa, en su afecto materno por Teresita (‘mucho la quiero’: cta 120,5…), había vivido un proceso de afectividad maternal, sin quiebras ni crisis de enfriamiento, pero con fuertes dosis de maduración y sufrimiento, que culminarán en el dramático viaje final de su vida. Cepeda, Lorenzo de.
BIBL.Cf Las dos declaraciones de Teresita, en BMC 2, 303-370. Amplia documentación en M. Mª Pólit, La familia de santa Teresa en América. Friburgo 1905. Más copiosa y directa, la contenida en las Cartas de la Santa de los años 1576-1582; María de San José (Salazar), Libro de Recraciones, recr. 9; F.de Santa María, Reforma de los descalzos, III, Libro 13, c. 13; Carmelo de Mangalore (India), Figures choisies de Carmélites… Mangalore 1913, pp. 51-83.