Dominico andaluz. Célebre en la historia teresiana por los incidentes de su Visita de reforma al Carmen andaluz. Es prior del convento dominico de San Pablo, de Córdoba, cuando le llega el nombramiento de Visitador Apostólico de los carmelitas de Andalucía, hecho por S. Pío V, el 20.8.1569 (MHCT 1, 84, n). Antes había sido ya provincial de los dominicos (1565-1569). Será luego prior del convento granadino de Santa Cruz (1573), y nuevamente elegido provincial (1573). Como Visitador, se puso reiteradamente en comunicación epistolar con el General de la Orden, J. B. Rubeo (ib 123). En el Carmen, ejerció sus poderes con autoridad pero con poco tacto. Nombró provincial a fray Alberto Farias (ib). Autorizó la erección de conventos descalzos (San Juan del Puerto, Los Mártires de Granada, La Peñuela) a base de carmelitas, no siempre dignos de crédito, procedentes de otros conventos andaluces. Para reparar ese mal paso, requirió insistentemente el envío de descalzos fidedignos de Pastrana, petición a la que respondieron los PP. Ambrosio Mariano y Jerónimo Gracián, quienes por sugerencia de él erigieron en Sevilla el convento de Los Remedios (ib 147). Luego, al ser elegido provincial de los dominicos de Andalucía (1573), delega sus poderes de Visitador, con escaso acierto, en el P. Baltasar de Jesús (ib 144), el cual los traspasa a Gracián (ib 151). Era ya el verano de 1573. Escribe al Nuncio Ormaneto rindiendo cuentas, confesando el escaso éxito de su Visita y acusando al P. General de entorpecerla (ib 166). Ormaneto reacciona confirmándolo en el cargo con poderes renovados de ‘Visitador y Reformador Apostólico'(ib 173 y 178: es ya el 8.5.1574). Ahora Vargas nombra a Gracián ‘Vicario Provincial de los carmelitas de Andalucía (ib 183 y 184), y a la vez delega sus poderes, en parte o en todo, a los dominicos Alberto Aguayo (ib 177) y Agustín Salucio (ib 178 y 180; cf 195). En la conclusión de la Visita, Gracián ratificará una a una las actas decretadas por Vargas, notificándolas al Nuncio Nicolás Ormaneto (ib 353-354). Era ya el 6.4.1577, pocos meses antes de la muerte de éste y del total cambio de aires. De tan enmarañada situación la Madre Teresa tendrá amplios informes durante su estancia en Sevilla: 1575-1576. Si Vargas se había quejado, ante el nuncio papal de Madrid, del General de la Orden, Rubeo (el 15.3.1574: ib p. 166), ella escribe a éste una y otra vez con lealtad y afecto filial. Según T, a Vargas le han atribuido cosas que no ha hecho; pero sobre todo asegura al General que ‘los monasterios [de descalzos en Andalucía] se hicieron por mandado del Visitador Vargas, con la autoridad apostólica que tenía’ (cta 83,8: del 3.6.1575). Ella lamentará tantas veces en su epistolario que Gracián se vea implicado en ‘estas barahúndas de reformas ‘ y reformaciones (ctas 96,8; 98,2.4; 181,9). Fernández, Pedro.
Por