Caballero abulense que ofrece a T la alquería de Duruelo para fundar el primer convento de descalzos (1568). Escribe T: ‘Un caballero de Avila, llamado don Rafael, con quien yo jamás había tratado, no sé cómo que no me acuerdo vino a entender que se quería hacer un monasterio de descalzos; y vínome a ofrecer que me daría una casa que tenía en un lugarcillo de harto pocos vecinos, que me parece no serían veinte que no me acuerdo ahora-, que la tenía allí para un rentero que recogía el pan de renta que tenía allí. Yo, aunque vi cuál debía ser, alabé a nuestro Señor y agradecíselo mucho…’ (F 13,2). El autor de Reforma (2,6,5) precisa que la oferta de don Rafael ocurrió en junio de 1568: ‘Allí [en Avila]… vínola a visitar un caballero de aquella ciudad, muy noble, llamado don Rafael Velázquez Mejía (este es su propio apellido) a quien la Santa jamás había hablado’. Don Rafael recuperó la alquería al marcharse de Duruelo los descalzos, quienes de nuevo la comprarán en 1612 a uno de los sucesores de Don Rafael. Duruelo.
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