equivale a lugar desierto y solitario. Pero en el ambiente religioso de T y en sus lecturas espirituales indica el Yermo de los antiguos anacoretas (siglos IV y ss.), localizado genéricamente en el Oriente Próximo: Palestina, Siria, Egipto… Teresa leyó las vidas de los Padres del Yermo (C 19,13: cf BMC 19, p. 591). Pero sola una vez lo menciona expresamente, previniendo a sus monjas contra ciertas prácticas ascéticas: ‘que como oyen y leen de los santos del Yermo las cosas que hacían, todo les parece bien hecho cuanto les mandan…’ (F 18,11), probable alusión a las lecturas de las Colaciones de Casiano (Conf. 2, c. 5), ya citadas en C 19,19 a propósito del episodio del ermitaño Herón.
T. Alvarez