1. Diome la vida haber quedado ya amiga de buenos libros (Vida 3,7). Es el momento en que Teresa pasa de las novelas a los libros serios. Está ya en plena juventud, hacia los 18 años de edad. Entre sus nuevas lecturas destaca una terna especial, tres Padres-Doctores de la Iglesia: san Jerónimo, san Gregorio Magno, san Agustín. A los tres los conoce por la viñeta y el esbozo biográfico del Flos Sanctorum. Que Teresa de joven haya afrontado la lectura de esos tres colosos es todo un acontecimiento cultural. Con cada uno de ellos se encuentra enun momento decisivo: con san Jerónimo en el momento de la elección de estado; con el comentario de san Jerónimo al libro bíblico de Job cuando ella está gravemente enferma; a san Agustín lo lee en el trance de su definitiva conversión. Aquí nos interesan dos datos: a/ en qué momento se encuentra la joven lectora con ellos, y b/ qué le aporta la lectura de cada uno.
2. Lectura de las Cartas de san Jerónimo. El capítulo 3º de Vida nos informa sobre el encuentro de Teresa con las Cartas de san Jerónimo. Recientemente había salido del internado de Santa María de Gracia. De paso por Ortigosa se presta a leer para su tío don Pedro libros espirituales, aunque no era amiga de ellos. Sigue enferma con calenturas y grandes desmayos. En el plano psicológico, Teresa lucha por abrirse paso en el problema vocacional. En esta batalla estuve tres meses forzándome a mí misma en este movimiento por tomar estado (Vida 3,6). Y poco a poco pasa a quedar amiga de buenos libros. El primero de ellos son las Cartas de san Jerónimo.
3. El libro llevaba por título: 'Epístolas del glorioso dotor sant Hierónimo. Agora nuevamente impreso y enmendado, 1532', traducidas por el bachiller Juan Molina e impresas en Sevilla. El traductor había distribuido las cartas del Santo de suerte que contituyesen un verdadero tratado de los diversos estados de vida cristiana, comenzando por 'el estado común' y 'el eclesiástico' (libros 1º y 2º), y concluyendo con el estado 'conyugal' y el 'consolatorio' (libros 6º y 7º). A Teresa, probablemente, le interesaron sobre todo los libros 3º sobre la 'vida eremítica o contemplativa' y el 4º que 'tracta del estado virginal, donde el glorioso Hieronimo, como testigo de vista, señaladamente muestra su ingenio'. Las cartas de este último, dirigidas a Eustoquio, hija de santa Paula, son de las más famosas, con fuertes jirones autobiográficos del Santo, reiteradamente aludidos por Teresa. Pero, sin duda la carta que más la afectó fue la primera del libro 3º, dirigida al amigo Heliodoro, en trance de ser elegido obispo. Pese a lo cual, Jerónimo le grita con rudeza que rompa con todo, que pase -si es preciso- por encima de su padre y se retire al desierto. Es el famoso 'perge per patrem calcatum', que Molina suaviza traduciendo 'si menester fuere, hollando por cima de todos, volar al pendón de la cruz'. Teresa se decide en formasimilar. Opta, no por el desierto, pero sí por el Carmelo. Se lo dice a su padre, primero suavemente. Luego, en términos irrevocables: no tornara atrás por ninguna manera, habiéndolo dicho una vez Acuérdaseme que cuando salí de casa de mi padre, no creo será más el sentimiento cuando me muera Con todo, san Jerónimo influye más en su vida que en su pensamiento.
4. Una lección para la vida: los 'Morales de san Gregorio'. Total cambio de lecturas y de escena. Teresa ya es monja carmelita, A los 24 años yace en el lecho de la enfermería conventual. Lleva más de ocho meses paralítica. Cuando se ha recuperado medianamente, vuelve a las lecturas. Los 'Morales' de san Gregorio los lee probablemente a los 26/27 de edad. Se los han regalado ya antes como bálsamo espiritual para sobrellevar los dolores insoportables de las curas de Becedads. El libro contiene la historia bíblica de Job, el santo de la paciencia. Era precisamente lo que necesitaba Teresa antes de recomenzar a andar a gatas (Vida 6,2). Con todo, la escena raya en lo inverosímil. Los 'Morales' son dos enormes volúmenes con un total de mil y pico páginas, que apenas acertamos a colocar en manos de la enferma. Para leerlos, se requiere una ingente fuerza de voluntad y un sobresaliente interés por la lectura, que esta vez ya no versa sobre un mosaico de cartas ni un libro de fantasía. Se trata del primer gran 'tratado' doctrinal leído por ella, un libro medieval del Papa Gregorio Magno (siglo VI-VII), traducido por 'Alonso Álvarez de Toledo' e 'impreso en Sevilla por Jacobo Chromberger Alemán, año de 1527'. Llevaba por título 'Los Morales de sant Gregorio papa, dotor de la Iglesia ' y contenía la 'exposición moral' del libro bíblico.
5. Teresa había tenido ya contacto con el Nuevo Testamento en las primeras páginas del Flos Sanctorum. Ahora, por primera vez puede leer un libro entero del Antiguo Testamento, ya que el comentarista va transcribiendo en caracteres muy destacados cada versículo del texto bíblico antes de comentarlo. Teresa lo recuerda así: Mucho me aprovechó para tenerla [paciencia] haber leído la historia de Job en los Morales de san Gregorio, que parece previno el Señor con esto, y con haber comenzado a tener oración, para que yo lo pudiese llevar con tanta conformidad Traía muy ordinario estas palabras de Job en el pensamiento y decíalas: 'Pues recibimos los bienes de la mano del Señor, ¿porqué no sufriremos los males?' Esto parece me ponía esfuerzo (Vida 5,8). La frase encomillada cita a la letra el respectivo texto de los Morales, en uno de los pasajes que centran como tema de fondo, el problema del mal en su relación con Dios. No sabemos si Teresa resistió la lectura de las más de mil páginas de la obra. Pero ésta la ayudó ciertamente a pensar y aceptar el sufrimiento, el 'todo se pasa , la paciencia todo lo alcanza'. Pero mucho más que el tema de la paciencia, en Teresa tendrá intensa resonancia el de la aceptación de la voluntad de Dios, al que dedicará pasajes enteros del Camino (c. 31) y de las Moradas (6,9,16; 7,3,5).
6. Lectora y discípula de san Agustín. De nuevo estamos ante un cambio total, de escena y de lectura. En la Encarnación Teresa va a cumplir veinte años de vida religiosa y los 39/40 de edad. Tras un período de crisis espiritual, ha entablado una fuerte batalla consigo misma y vive 'el hecho decisivo de su vida' (cf las fichas 27 y 28). Clima psicológico altamente receptivo, cuando cae en sus manos de lectora ávida el libro de las Confesiones, traducido por Sebastián Toscano e impreso en Salamanca ese mismo año 1554. Lo refiere ella: En este tiempo me dieron las Confesiones de san Agustín Como comencé a leerlas, paréceme me veía yo allí Cuando llegué a su conversión y leí cómo oyó aquella voz en el huerto, no me parece sino que el Señor me la dio a mí según sintió mi corazón. Estuve por gran rato que toda me deshacía en lágrimas, y entre mí misma con gran aflicción y fatiga (9, 8). San Agustín no sólo influye en su vertiginoso cambio de vida, sino en el pensamiento profundo de Teresa. Él es su maestro de interioridad. De él acepta y reitera la consigna de 'buscar a Dios dentro de sí'. La de preguntar por Él a todas las cosas. La de pedirle el resorte del amor: ' me aprovechó mucho lo que dice san Agustín: 'Dame, Señor, lo que me mandas, y manda lo que quisieres' (Vida 13,3 y Conc 4,9). Teresa lo tendrá presente prácticamente en todos sus libros, en Vida 40 6, en Camino 28, en Moradas (4,3,3; y 6,7,9). Aparte el libro de las Confesiones, ella se alimentará de por vida en otros transmisores del pensamiento agustiniano, como el tríptico de Meditaciones, Soliloquios y Manual. Pero quizá el dato más relevante en la formación de Teresa es que el relato de las Confesiones le sirvió de modelo de estilo. Lo evidencia el relato de Vida, verdadero calco del estilo autobiográfico de san Agustín.
- Aprendizaje en el hogar: Primeras letras y primeras lecturas
- Lecturas de adolescencia
- Amiga de buenos libros
- Iniciación en los espirituales españoles
- Al habla con teólogos y espirituales
- Formación cristológica
- La formación bíblica de Teresa
- Formación litúrgica
- Formación humanística
- La experiencia, sabiduría de vida