1. Desde el año 1570, Teresa está decidida no sólo a seguir 'fundando', sino a escribir la historia de cada fundación. Tres años después, 1573, comienza el Libro de las Fundaciones. Contar por escrito el alboreo de cada Carmelo le sirve para levantar acta espiritual de su misión de fundadora. Y luego, para referir al detalle y por orden cronológico los hitos de ese itinerario, de suerte que evidencien la unidad y continuidad de su obra. Los concluirá -la gesta y el libro- apenas unos meses antes de morir.La lectura de las Fundaciones es indispensable para conocer tanto la obra como el pensamiento de la Fundadora. Aquí, y en las siguientes fichas, no intentamos reconstruir el relato histórico, que ella hizo de mano maestra. Nos interesa únicamente apuntar lo específico de cada paso y el creciente proceso de experiencias que fueron remodelando el pensamiento de la Santa a medida que iba fundando.
2. Fundación del Carmelo de Malagón. Fue el mismo año de Duruelo: 1568. Malagón era una villa de Guadalajara. Señorío de doña Luis de la Cerda, en cuyo palacio de Toledo Teresa había preparado y casi gestado su fundación primera. Ahora es la dama toledana quien la urge para que funde, no ya en una ciudad como Ávila o Toledo, sino en una población pequeña y pobre cual es Malagón. En el palacio de doña Luisa, Teresa se había encontrado antaño con la fundadora andaluza María de Jesús y, para sus futuras fundaciones, ambas habían optado por la total pobreza evangélica prescrita, según ellas, en la Regla del Carmen. Teresa lo proclamó en el relato de Vida (c. 35) y luego en el Camino (c. 2) como integrante del nuevo ideal. Y se apresuró a solicitar de Roma una bula que se lo ratificase (Vida 39,14).
3. Ahora, en el viaje de Medina-Alcalá-Toledo-Malagón, Teresa hace un alto en Alcalá de Henares y visita el Carmelo que su amiga andaluza ha fundado, con rigor y pobreza extremos. Al parecer, no la convencen ni el rigor ni el estilo de pobreza introducidos en ese Carmelo. Y al programar la nueva fundación cambia de criterio: se atiene a la consigna del Concilio de Trento y al consejo de los teólogos. Y de hecho funda el Carmelo de Malagón con renta: expresamente 'con renta holgada', que sea suficiente para la supervivencia de la comunidad. Formula así su nuevo criterio: siempre soy amiga de que sean los monasterios, o del todo pobres, o que tengan de manera que no hayan menester las monjas importunar a nadie para todo lo que fuere menester (Fund 9,3). Será en adelante el criterio de la Fundadora.
4. El Carmelo de Valladolid: 1568. Viaje más corto y menos complicado. Teresa acepta la oferta de un hermano del Obispo don Alvaro, y funda el Carmelo vallisoletano en las afueras de la ciudad, a casi cuatro leguas. No ha cambiado de criterio en cuanto a preferir la ciudad antes que el descampado. Lo hace asíen espera de trasladarse cuanto antes dentro del casco urbano. Ejecuta el traslado apenas le es posible, gracias al donativo de otra hermana de don Alvaro. Lo había fundado en Río de Olmos en agosto de 1568, asistida por fray Juan de la Cruz. El traslado a la ciudad lo hace en febrero de 1569. Ahí, en Valladolid, ingresa carmelita una jovencísima doncella de la alta nobleza, Casilda de Padilla, hija del Adelantado Mayor de Castilla. Es una vocación a toque de rebato. Teresa se ofusca por un momento con el brillo casi mágico del episodio. Le dedica dos capítulos del libro (10-11) y numerosas menciones en su epistolario. Pero tendrá que desengañarse cuando Casilda abandone el Carmelo por motivos similares a los de su entrada. Será entonces cuando escriba la Santa aquello de Dios nos libre de estos señores que todo lo pueden y tienen extraños reveses (cta 408,3).
5. Fundación en Toledo. Fue al año siguiente de Duruelo y Valladolid: 1569. Teresa conocía bien la ciudad y su situación religiosa desde 1561, si bien nunca alude al estrepitoso secuestro de su Arzobispo Carranza a manos de la Inquisición, secuestro acaecido apenas un par de años antes: 1559. Teresa llegaría a la ciudad a finales de 1561, cuando aún yacía aquél en prisión, y por tanto la diócesis seguía sin prelado. Ahora, al volver Teresa a la ciudad, invitada a fundar, rige la diócesis como gobernador el mediocre don Gómez Tello Girón, que ha de otorgar el necesario permiso. En espera de esa licencia, Teresa vive jornadas de pobreza extrema, pese a la cercanía de su opulenta amiga Luisa de la Cerda. Y como don Tello da largas a la concesión de la licencia, Teresa se decide a afrontarlo con valentía y -como diríamos hoy- cantándole las cuarenta. Obtiene su firma en el acto. Con el detalle sobreañadido de que es un pobre casi harapiento, el joven Andrada, quien le consigue casa para fundar y le entrega en propia mano las llaves de la misma.
6. Pero muy en contraste con el episodio del pobre Andrada, le surge enseguida otro problema espinoso. En aquella España de su siglo, lo normal era que el nacimiento de una iglesia o de un monasterio fuese apadrinado por personas de renombre linajudo. Y a ellos se les concediese el privilegio del sepulcro en sagrado. No eran tales los que en el presente caso se presentan como patronos de la futura iglesia de Teresa, y por ello hay quienesabochornan a la Santa. Hasta el extremo de que la cosa tiene repercusión en su interior: Me dijo el Señor: 'Mucho te desatinará, hija, si miras las leyes del mundo. Pon los ojos en mí, pobre y despreciado de él ¿Habéis de ser vosotras estimdas por linaje o por virtudes?' (Esto era sobre que me aconsejaban que no diese el enterramiento de Toledo, de que no eran caballeros) (Rel 8).
7. Fundaciones en Salamanca y Alba: 1569-1571. Las dos fundaciones charras le proporcionan nuevas experiencias y le hacen aprender tantas cosas. Las refiere ella por menudo en los capítulos 18-20 del Libro de las Fundaciones. En el ambiente estudiantil de Salamanca, Teresa comienza arrendando una casa habitada por estudiantes (no está claro si inquilinos o simples okupas), que al llegar la Santa la desalojan de mal humor. Ella hace el ingreso 'el día de ánimas' ya de noche y algo precipitadamente: fue la primera [casa] que fundé sin poner el Santísimo Sacramento, porque yo no pensaba era tomar la posesión si no se ponía (19,3). Pero lo grave del caso es que posteriormente compra para ese Carmelo la casa del quisquilloso Pedro de la Banda (28.9.1573), casa que 'era mayorazgo' y requería el permiso regio para la venta. Con lo cual se le origina a Teresa un sinfín de enredos, tropelías y retrasos. Todavía en 1582, cuando ya está en el lecho de muerte, tendrá que debatir larga y penosamente ('más de tres horas de discusión') sobre la situación y el futuro de la casa (BMC 19, 174-175).
8. En cambio, el Carmelo de Alba lo funda en 1571, también esta vez con la colaboración de fray Juan de la Cruz. Será la casa en la que reposen sus restos mortales. De fundadora material había actuado la salmantina Teresa Láyz, de la corte del Duque de Alba, generosa pero cicatera. Hará que la Santa pague el típico tributo al bienhechor entrometido. Las intromisiones e impertinencias de la señora Láyz le costaron penalidades sin fin. Teresa Láyz ostentará sus presuntos poderes incluso en la postrera enfermedad y en el sepelio de los restos mortales de la Santa fundadora.
- En la Encarnación: Periodo de crisis y lucha
- La primera fundación: San José de Ávila
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- Duruelo: primera fundación de descalzos
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- El carisma del carmelo teresiano
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