1. El ocaso familiar de los Cepeda-Ahumada coincide con las jornadas de ocaso personal en la vida de Teresa: último sexenio de su vida: años 1576-1582. Por momentos parece reflorecer el grupo a nivel fraterno, pese a la ausencia paterna y a la falta material de la casona solariega, que ha sido pleiteada y malbaratada, no sin cierta añoranza de Teresa. A lo largo del sexenio se alternan momentos de gran alborozo, con altos anhelos y negras frustraciones.
2. Ese año 1576, los restos del hogar en España se reducen a las dos hermanas, Teresa y Juana, cercanas en el afecto, pero distantes en lo demás: Teresa es monja, Juana madre de familia. Ésta reside en Alba (Salamanca), aquélla en Sevilla, luchando por levantar un nuevo Carmelo. En América siguen los hermanos varones, todos menos los dos más queridos, Rodrigo que ha muerto en las Pampas del cono sur, y Antonio muerto a los 26 años en la batalla de Iñaquito (1546). Al enviudar en Quito, otro de los hermanos predilectos, Lorenzo de Cepeda, anuncia el inminente regreso a España. De pronto, Teresa se entera de que él y varios familiares han hecho puerto en Sanlúcar, a dos pasos de Sevilla (Fund 25,3). Los recibe con regusto en el improvisado y pobrísimo Carmelo sevillano. Son cinco los recién llegados: Lorenzo con sus tres hijos (Francisco, Lorencico y Teresita), y el hermano Pedro de Cepeda, también viudo, tristón, sin hijos y sin dinero.
3. El alborozo del encuentro se enturbia con una sombra de tristeza: en el viaje de vuelta han perdido la vida otro de los hermanos, Jerónimo, y un cuarto hijo de Lorenzo por nombre Esteban. Pese a lo cual, se impone a todos un arrollador sentido de fraternidad y de goce. Desde Alba viene a Sevilla la familia Ovalle-Ahumada: Lorenzo está contentísimo con su hermana y con Juan de Ovalle (cta 98,5). La encantadora Teresita se enamora de su tía la Madre Fundadora, y se cobija a su lado en el convento. Teresa hace de cómplice. Tiene que consultar siel monjío de la niña (de 10 años) está tolerado por los cánones de Trento. Su padre, don Lorenzo, pone a disposición de Teresa los pesos traídos de América, para agilizar la fundación sevillana, aun a riesgo de caer él en manos de la justicia: él nos ayudó mucho, sintetiza Teresa (Fund 25,3).
4. Concluída la fundación hispalense, Lorenzo se agrega al grupo de fundadoras en el regreso de Andalucía a Castilla. Se instala en Ávila, ya sin intento alguno de recuperar los solares de La Moneda. Pero, en cambio, intensifica a tope la intimidad con Teresa, que a su vez revive momentos de euforia familiar, como si ella prohijase a su hermano. Carteo intenso entre ambos. Cruce de regalos y coplillas musicables. Intercambio de experiencias espirituales. Teresa reactiva su viejo anhelo familiar: que nos juntemos acá y nos ayudemos para juntarnos para siempre (cta 24,13.16). De hecho, hasta el último año de su vida insistirá en el regreso de todos los hermanos ausentes (cf cta 486).
5. Pero muy pronto ese ensayo de recuperación del hogar fraterno se cruza con una gavilla de sombras y frustraciones que, para Teresa, se tornan fuente de amargura y que la irán acrisolando hasta la víspera de su muerte. Primero surge la incompatibilidad entre los dos hermanos, Lorenzo y Pedro: agotada la paciencia del primero; loco de atar el segundo. Teresa es el refugio de éste, vagabundo y muerto de hambre, de paso por Toledo, rumbo sin rumbo camino de Sevilla. Hace de medianera entre los dos: suplico a vuestra merced [a Lorenzo], por amor de nuestro Señor, me la haga a mí de no tornarle más a su casa por ruego que haya y necesidad en que se vea , porque cuanto a este punto de estar con vuestra merced él está loco (cta 337,1): que Lorenzo se aplique a socorrerlo en lo económico. Luego, tras la muerte de Lorenzo (26.6.1580), el hijo mayor Francisco decide meterse carmelita. Va a Pastrana, y es rechazado sin contemplaciones por el prior del noviciado Nicolás Doria. Teresa acusa el golpe, pero es impotente, no interviene. Y Francisco reacciona rompiendo con ella, casándose desaconsejadamente y distanciándose cada vez más. La historia de Francisco escribe Teresa nos tiene espantadas a todas. No parece sino que le han deshecho y tornado a hacer (cta 359,2).
6. No es menor la pirueta del otro sobrino, Lorencico. Tiene que regresar a América para hacerse cargo de la hacienda que allí ha dejado su padre, pero antes deja en Ávila una hija natural: temprano ha comenzado a ser travieso, le escribe la Santa. La madre soltera pone a la niña en brazos de Teresa. Y ésta se enternece: con ser cosa para pesarme mucho por la ofensa de Dios, de que veo se parece tanto a vuestra merced esta niña, no la puedo dejar de allegar y querer mucho Y reclama ayuda económica para la pequeña: aquí puede vuestra merced ir enviando alguna cantidad de dineros para los alimentos (cta 427,5; cf cta 363).
7. Entretanto Teresita sigue carmelita al lado de la Madre Fundadora. Pero ahora sufre el asedio constante de la suegra de Francisco, que a toda costa quiere sacarla del convento para que renuncie a la herencia paterna a favor de éste. Teresita sufre, secretamente, el tirón afectivo de su hermano y un cierto desarraigo de querencia respecto de la Santa. Con un sinfín de agravantes y peripecias: hasta las monjas carmelitas oscilan del lado de la terrible suegra y en contra de la Madre Teresa, que no se desprende de Teresita, la lleva consigo a la fundación de Burgos, y la acompaña en su postrer viaje (Burgos/Alba/Ávila) para ponerla a salvo y darle la profesión. (Teresita tenía apenas 16 años.)
8. Con esa dosis de amarguras en el alma hace Teresa su postrer viaje. La muerte de Lorenzo le había producido una fuerte sensación de desgarro y soledad: a mí me ha hecho gran soledad, más que a nadie, escribía pocos meses después de su fallecimiento (cta 363,4). Aquello de 'la unidad familiar recuperada' se había deshilachado y convertido en puro crisol del amor fraterno.
9. Quedaba en pie la absoluta fidelidad de ella a la memoria de su hermano Lorenzo. Y a toda costa quería llevar a cabo el testamento de éste, que había estipulado ser sepultado en San José de Ávila, para yacer al lado del futuro (?) sepulcro de Teresa su hermana. Por segunda vez ocurría la desintegración familiar. Teresa había prodigado todo su afecto, pero esa historia de amores había culminado por dos veces en un historial de frustraciones.
- El hogar de Teresa
- El padre de Teresa, Don Alonso Sánchez de Cepeda
- La madre de Teresa
- Los hermanos de Teresa
- La familia de Teresa en América: pensamiento americano de Teresa
- El pleito de hidalguía de D. Alonso y sus hermanos
- Pleito entre hermanos o la desintegración del hogar
- El ocaso de la familia
- Vida espiritual en la familia
- Nivel cultural de la familia Cepeda-Ahumada