1. El Libro de la Vida, tanto en la literatura como en la historia de la espiritualidad, es conocido generalmente como la autobiografía de Teresa. No es, sin embargo, una autobiografía propiamente dicha. No abarca complexivamente la historia de la autora. Su contenido autobiográfico es parcial y sectorial. Deja sin desarrollar numerosos filones apenas apuntados (Rodrigo, la orfandad, la enfermedad, las amistades...). Otros aspectos importantes ni los menciona (la iniciación monástica, la formación carmelita...). Su trazado desarrolla únicamente el filón de las relaciones de Teresa con Dios, en sentido bipolar, pero dando más espacio y más relieve a las relaciones de Dios con ella. Le interesa, ante todo, resolver un problema acuciante, que subyace a toda la narración: qué sentido tiene esa interferencia de Dios en su vida. Por qué va siempre en auge hasta apoderarse de toda ella.
2. Por eso precisamente el corazón del relato lo constituye 'el hecho místico' vivido por ella, que no es un hecho puntual sino radical y global, envolvente. Relatándolo, Teresa quiere aclararse a sí misma y a los mandantes cuál es el sentido de su vida: no sólo referirla, sino entenderla o interpretarla. De ahí el esfuerzo introspectivo y unívoco de la narración. Los otros datos o incidentes biográficos, o quedan fuera de foco y silenciados, o se los refiere en cuanto contribuyen a enfocar y dilucidar el dato nuclear: Dios y ella. En la óptica de la narradora, esa relaciónentre Dios y ella se concentra en la oración como trato de amistad. Por eso interpola en el relato el largo paréntesis de los grados de oración, que en clave autobiográfica se traducen en grados de vida o grados de relación bipolar entre los dos.
3. Desde ese enfoque temático del relato es fácil seguir la andadura del libro en cuatro o cinco relatos parciales.
a) Teresa comienza contando el entorno de su vida y su oración en el hogar (cómo comenzó el Señor a despertarla - título del primer capítulo), y los subsiguientes altibajos de conducta que enmarcan su oración o el abandono de ésta o la recuperación de la verdad de cuando niña: la familia, las lecturas, la vocación, la vida carmelita, la enfermedad, el hecho decisivo... Historia de sus infidelidades, que ella cree incompatibles con las gracias místicas que van a sobrevenir. Así, hasta el capítulo 9 inclusive. El capítulo 10 hace de empalme y cambio de registro en el relato: de aquí adelante el relato será secreto.
b) Pero antes de abordar esos misteriosos acontecimientos secretos, Teresa se siente precisada a anticipar una clave de lectura, con un esquema de los grados de oración. Se los introduce con el símil del jardín y el riego, en clave no narrativa sino teórica. Pero suavemente se vuelven autobiográficos: esos grados son la escala de la ascensión que luego narrará. Y a partir del capítulo 16 son 'sus grados de oración' de última hora, su jornada mística: capítulos 11-21. Y de nuevo interpola un cambio de registro con el capítulo 22, sobre la Humanidad de Cristo, porque sin tenerla en cuenta serían poco inteligibles los hechos místicos que sobrevienen en la tercera sección del relato.
c) Sección tercera, capítulos 23-31. Ahora relata lo más candente del hecho místico en la relación de Dios con ella. Gradualmente. Ante todo, Teresa ha entrado experimentalmente en la esfera misteriosa de la presencia de Dios. Primero, ella escucha (hablas) y luego ve (visiones). No entiende. Sobrevienen dos episodios fuertes: el primero para centrar y aquilatar su afectividad dispersiva: 'ya no quiero que tengas conversación con hombres sino con ángeles' (24,5; ver el contexto, nn. 6-7). Y luego para iluminarle la mente y desengancharla de teorías humanas: Yo te daré libro vivo (26,5: ver también el contexto). SucesivamenteJesucristo se hace presente y se instala en su vida (capítulos 27-28), como un misterioso compañero de camino: estar siempre al lado derecho, sentíalo muy claro (27,2). Pero todo eso no queda en interioridad cerrada o en contemplación estática: la contemplación mística se vuelve imperativa e impelente de cara a la acción y a los otros, como se verá enseguida.
d) Sobreviene ahora la novedad absoluta de su vida. Teresa recibe la orden de fundar. Ya antes había reunido en torno a sí un séquito de 40 monjas de su monasterio. Pero ahora la novedad consiste en que recibe una 'orden de envío' para erigir una casa-monasterio, a contrapelo de casi todo el entorno de letrados y superiores. En contraste también con la placidez de su vida en el viejo monasterio. Con total carencia de medios. Casi contra el sentido común de Teresa misma. Y el relato se centra en la ejecución de esa orden de envío, con la fundación de San José. Relato caracterizado por la doble componente: mística-interior / y social-operativa-exterior. Son los capítulos 32-36. Únicos que habría que salvar en caso de arrojar el escrito al fuego.
e) Ahí debía concluir el relato. Pero la vida mística de Teresa sigue en crescendo con nuevos acontecimientos interiores y a ellos dedica la última fracción del relato (37,1), que sin embargo queda en suspenso, pendiente del toque de reloj (dame consuelo oír el reloj, porque me parece me allego un poquito más para ver a Dios, de que veo ser pasada aquella hora de la vida (40,20), con un último flash sobre el momento presente: De esta manera vivo ahora, señor y padre mío... (ib 23).
4. Vida es una narración religiosa no convencional. Frecuentemente Dios es el sujeto de la acción. La narración misma culmina tantas veces en un acto religioso de doxología o de adoración o de súplica, o se rinde ante el misterio de la presencia de El en la vida de ella. Además del contenido estrictamente temático expuesto en el número anterior, el libro entero está impregnado de intención mistagógica. Teresa no escribe por razones literarias o con un objetivo estético. Está convencida del trasfondo religioso de su caso. Y se propone testificarlo, no con intención ejemplarizante (está convencida de que su vida no es ejemplar), sino comunicante. Para ello se sirve de una cierta vibración lírica incorporada al relato, pero sobre todo utiliza lafuerza inherente al hecho místico en sí mismo, que más de una vez la pone en trance intenso mientras escribe. Por ejemplo: escribiendo esto estoy y me parece que... no vivo yo sino que Vos, Criador mío, vivís en mí, según ha algunos años... (6,9). O bien ... ni creo soy yo la que hablo [escribo] desde esta mañana que comulgué. Parece que sueño lo que veo, y no querría ver sino enfermos de este mal que estoy yo ahora (16,6). O truncando el relato: ay! que no sé qué me digo, que casi sin hablar yo escribo ya esto, porque me hallo turbada y algo fuera de mí... (38,22). Por eso, Vida exige una lectura religiosa. Sólo leída en esa clave, se la puede entender. Teresa no puso título a su relato. Muchos años más tarde (1581) aseguró: intitulé ese libro 'De las misericordias de Dios' (cta 415,1).
- Digresiones doctrinales en fundaciones
- El libro de la vida y sus dos redacciones
- Estructura y contenido del libro de vida
- ¿Por qué el anonimato? ¿Vida es un libro secreto?
- El hecho místico (cc 23-31)
- El desenlace de vida
- El tratado de los grados de oración
- El autógrafo de vida ante la Inquisición: ¿Publicarlo o no?
- Libro de las fundaciones: El autógrafo y su edición
- Estructura del libro de las fundaciones