1. Teresa es escritora tardía. Los escritos que de ella nos han llegado pertenecen al último cuadrante de su vida. Escribe la primera gran obra el Libro de la Vida a los 50 años de edad (1565). Y termina el último capítulo de las Fundaciones en julio de 1582, pocos meses antes de su muerte. Sin embargo, paradójicamente, Teresa es una escritora joven. Al redactar su primer libro, hace apenas diez años que ha renacido a 'vida nueva' como dice ella misma, en alas de su experiencia mística. Todos sus escritos se enmarcan en clima místico. Son de redacción juvenil, fluir rápido, pensamiento ágil, tupido de imágenes y simbolismos.
2. Con todo, antes de ese periodo literario, la Santa tuvo ocasión de pergeñar varios escritos sueltos. Aunque perdidos muchos de ellos, merecen una sencilla recensión. Comencemos recordando el estreno de su pluma joven, a raíz de la lectura de Libros de Caballerías. Es entonces lo hemos notado ya cuando escribe, en probable colaboración con Rodrigo, una novelita del género para solaz de la comparsa de amigos. No sabemos si la compone en vida de doña Beatriz, otra lectora apasionada. Parece más probable que Teresa la escribiese en las jornadas que preceden a su ingreso en Santa María de Gracia. Por tanto, hacia los 16 años (Rodrigo tendría casi los veinte). De ese su primer escrito no ha quedado rastro alguno. Sólo tenemos el testimoniode su existencia en la biografía de Teresa por Ribera: «dentro de pocos meses ella y su hermano Rodrigo de Cepeda compusieron un libro de caballerías, con sus aventuras y ficciones; y salió tal, que había harto que decir después de él». Pasaje apostillado por Gracián «ella mesma lo contó a mí» (Ribera, I, 5, p. 56). El episodio presagiaba en Teresa una escritora de raza.
3. El primer apunte que nos ha llegado de su pluma es un modesto -casi diríamos vulgar- billete, en que acusa el recibo de diez fanegas de trigo, que obviamente son simple porción de su dote monjil, a la vez que solicita al encargado del palomar de Gotarrendura que le haga la merced de enviarme unos palominos. Fechado a 12 de agosto de 1546. Es el primer autógrafo que poseemos de la Santa. Firmado: Doña Teresa de Ahumada.
4. Siguen sus primeros escritos espirituales, perdidos todos ellos. Fueron al menos cinco pequeños relatos autobiográficos para los confesores, tras el estallido de su experiencia mística: un primer relato lo destina a los dos asesores primerizos, Gaspar Daza y Francisco de Salcedo, con resultado desfavorable (Vida 23,12-14); sigue otro relato con mi confesión general y poner por escrito todos los males y bienes, un discurso de mi vida lo más claramente que yo entendí y supe (ib 15), destinado al joven jesuita Diego de Cetina: era su primer esbozo de autobiografía; poco después escribe para el jesuita Baltasar Álvarez, un relato sobre la inspiración de fundar el nuevo Carmelo: dile por escrito todo lo que pasaba (ib 32,12); y todavía otro relato, mucho más delicado, sobre sus experiencias cristológicas, destinado al dominico García de Toledo cuando mucho me lo mandó (ib 28,3); por fin, una exposición del problema de la pobreza proyectada para la nueva fundación, enviada al teólogo dominico Pedro Ibáñez que no compartía su parecer (ib 35,4).
5. A falta de esos retazos perdidos, ha llegado hasta nosotros el ramillete de sus primeras Relaciones (1ª-3ª), tres auténticas joyas de los años 1560-1563, anteriores por tanto al Libro de la Vida. La más extensa y preciosa, la primera de ellas, que contiene una instantánea introspectiva del paisaje de su alma. Es probablemente de 1560 y va dirigida al mismo teólogo dominico, Pedro Ibáñez, que por esos años esboza, desde un enfoque exterior, ese mismo paisaje, en los 33 puntos del Dictamen (cfficha 28): las dos piezas la Relación lª y el Dictamen son como anverso y reverso de la medalla de su alma. Junto con las Relaciones 2ª y 3ª, algo posteriores, formó una especie de tratadillo, utilizado para hacerse discernir por sus confesores; de suerte que al presentarlas una vez más en 1565, cuando ya ha muerto el P. Ibáñez, les añade una nota aclaratoria: esta relación que no es de mi letra, que va al principio, es que la di yo a mi confesor, y él, sin quitar ni poner cosa, la sacó de la suya [para] otros letrados. Y añade una advertencia final: Mire vuestra merced que todo esto va debajo de confesión, como lo supliqué a vuestra merced (Rel 3,13). Índice de la intimidad y absoluta reserva del escrito. Ignoramos quién fue ese postrer destinatario. Pero esa terna de Relaciones constituye un anticipo del futuro Libro de la Vida.
6. Un primer poema. Es de ese trienio el poema que escribe la Santa para celebrar la hermosura de Jesús, o bien, la Hermosura absoluta de Dios, que excedéis [dialoga!] a todas las hermosuras. Es el poema nº 6 en la edición de sus Obras completas (Burgos, Editorial Monte Carmelo 1997). Lo escribe estando en compañía de doña Guiomar de Ulloa (1560-?). Teresa parece haberlo memorizado, y años más adelante transcribe de memoria las tres primeras estrofas para su hermano Lorenzo, tocado como ella de mal de amores. Solas tres estrofas: no se me acuerda de más le dice ¡qué seso de fundadora! (cta 172,23: de 2.1.1577). Todavía no hemos recuperado el resto.
7. Una carta al mismo Lorenzo. Se la escribe en vísperas de Navidad de 1561 (cta 2). Ha precedido otra carta al mismo, hoy perdida. Cuando ella ya tiene en marcha el proyecto del Carmelo de San José, Lorenzo le ha enviado dineros muy oportunos por el conducto de tres indianos que vuelven. Uno de ellos, Alonso Rodríguez, parece exigirle el correspondiente recibo y ella se lo escribe bien cumplido, con data de 22 de noviembre de 1561. Firmado por 'Doña Teresa de Ahumada' (Ap 7)
8. Instancia al Concejo de Ávila. Es una súplica elevada a los señores del Concejo abulense. En lo más duro del pleito entablado contra el nuevo Carmelo y llevado a la Corte por dicho Concejo, resulta modélica, por lo plácida y sumisa, esta súplica de la Santa en torno a uno de los puntos en litigio: el agua de laciudad y el 'edificio de las fuentes', entorpecido por el 'edificio de las ermitas' construidas en la huerta de San José. Está fechado (en las actas del Concejo) a 7 de diciembre de 1563. Y firmado por 'las pobres hermanas de San José', pero autógrafo de Teresa. Que sepamos, es el primer documento emanado por la naciente comunidad teresiana.
9. Por fin, un libro espiritual, la primera redacción del futuro Libro de la Vida. Escrito por la Santa en el palacio toledano de doña Luisa de la Cerda, cuando interrumpe los trámites de fundación del nuevo Carmelo abulense. Terminado antes de su regreso a Ávila, según anotó ella al finalizar la segunda redacción de la obra: acabóse este libro [lª redacción] en junio, año de 1562. No se conserva esa primera redacción de la obra, que probablemente no superaría la mitad de la definitiva. Era un texto puramente autobiográfico, más unitario que el presente. Constaría de los diez primeros capítulos de su vida de hogar y de lucha en la Encarnación (1-10), seguidos de los otros nueve capítulos de experiencias místicas (23-31). Era su primera gran obra literaria y espiritual. La destruiría en 1565, tras elaborar la segunda redacción.
En resumen, Teresa tuvo un buen entrenamiento literario: desde una novelita, hasta el esbozo de su primer libro, pasando por cartas, poemas y autosemblanzas.
- Teresa aprende a escribir
- Primeros escritos de Teresa
- El problema de la redacción
- El problema del estilo
- Mandantes y destinatarios de los escritos teresianos
- El escollo de la censura y los censores
- Los autógrafos teresianos
- Seudoautógrafos y escritos espúrios
- La leyenda teresiana
- El 'Corpus Scriptorum' de Teresa