Nacida en El Almendral (Toledo), el 1.10.1549. Hija de Hernán García y de María Manzanas. Huérfana de madre a los nueve años. Ingresa en el Carmelo de San José de Avila a los 21 (2.11.1570). Primera hermana de velo blanco, no corista, profesa en ese mismo Carmelo el 15.8.1572. En diciembre de 1574 acompaña por primera vez a T en su viaje a Valladolid y Medina del Campo. Y, tras una breve enfermedad que le impide acompañarla a Beas, Sevilla y Toledo (1575-1577), la seguirá en casi todos sus viajes. A partir de ese año 1577, pasa a ser su enfermera y amanuense. Al dictado de T escribe Ana numerosas cartas. Y la asiste en sus graves recaídas de salud: en 1577/1578, al haberse dislocado el brazo en San José de Avila; en 1580, durante las dos graves crisis de salud en Toledo y Valladolid. Y sobre todo, con ocasión de su última enfermedad, desde Burgos a Alba de Tormes (1582). En sus brazos expiró la Santa el 4.10.1582. Baste recordar uno de sus más intensos itinerarios, entre 1579 y 1580: las dos salen de Avila (29.6.1579) y pasan por Medina, Valladolid, Salamanca, Avila, Toledo, Malagón, La Roda, Villanueva de la Jara, Toledo, Madrid, Segovia…, hasta llegar a Avila en junio de 1580.
La hermana Ana participó, al lado de T, en las fundaciones de Villanueva de la Jara (1580), Palencia (1580), Soria (1581) y Burgos (1582). Más tarde acompañará a María de san Jerónimo en la fundación de Ocaña (1595). En 1604 (agosto-octubre) viaja desde Avila a París con el grupo de fundadoras del Carmelo teresiano francés (recorrido: Avila, Segovia, Aranda de Duero, Burgos, Tolosa, Irún, San Juan de Luz, Burdeos, Saintes, Poitiers, Orleans, París). Ana de Jesús y ella inauguran el Carmelo de París (18.10.1604). El 13 de enero del año siguiente, Ana se ve precisada a recibir el ‘velo negro’, pasando así a hermana corista. Pronto es nombrada priora del Carmelo de Pontoise, del que ella misma es fundadora (enero de 1605). El 9 de septiembre es nombrada priora de París. En 1608 funda el Carmelo de Tours.
Las dificultades surgidas entre Bérulle y las carmelitas españolas hacen que Ana abandone Francia: aceptando la invitación de Isabel Clara Eugenia, viaja a Flandes. Tras breve estancia en Mons, llega a Amberes (29.10.1612) e inaugura el Carmelo de esta ciudad, en el que es priora, y donde fallece en olor de santidad el 7.6.1626.
Ana es la escritora más fecunda de las discípulas de T, si bien no publicó nada en vida. Aparte sus numerosos escritos doctrinales, destaca su autobiografía (dos redacciones), sus Conferencias, Meditaciones, Defensa…, y un copioso epistolario (665 cartas en la reciente edición de J. Urkiza: MHCT 7, Roma 1985). Ella es una de las transmisoras del Cántico Espiritualde san Juan de la Cruz y gran admiradora del mismo (cf ib p. 680). Reiteradamente escribió o dictó sus recuerdos ‘teresianos’: ‘Ultimos años de la madre Teresa de Jesús’ (ib p. 4-26), ‘Declaración sobre la traslación del cuerpo de la M. Teresa de Jesús’ (ib 28-40); deposición en el proceso de canonización de la Santa (ib 41-54: en Avila a 19.10.1595); ‘Noticias sobre los comienzos del Carmelo teresiano’ (ib 58-111), con varios escritos más sobre los orígenes del Carmelo teresiano en España y en Francia. Como buena representante del ‘estilo’ de la M. Teresa, también Ana compuso una serie de poemas festivos (catorce en total son los editados por J. Urkiza, ib p.704-727), todos de muy relativo valor literario.
Aún en vida de Ana escribieron sobre ella su priora María de san Jerónimo, Teresita la sobrina de la Santa, Francisca de Jesús…, y sobre todo el P. Jerónimo Gracián: ‘Espíritu y revelaciones y manera de proceder de la madre Ana de san Bartolomé, examinado por el P. fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, su confesor’, escrito en 1613 y publicado por primera vez en 1933 por el P. Silverio de santa Teresa (BMC 17, 258-283): obra importante, por contener numerosos datos biográficos de Ana, y ‘pepitas de oro…, noticias acerca de la Santa y de los primitivos tiempos de su Reforma, de grande valor histórico y sólo leídas en estos escritos…’ (ib p. xiii). A los pocos años de su muerte publicaba el P. Crisóstomo Enríquez una copiosa Historia de la vida, virtudes y milagros de la venerable Madre Ana de san Bartolomé, compañera inseparable de la santa Madre Teresa de Jesús…(Bruselas 1632, unas 774 p.).
Ana tuvo la suerte de conocer la beatificación (1614) y canonización (1622) de la M. Teresa. Ella misma ha sido beatificada por Benedicto XIV el 6.5.1917. En cambio, no nos ha trasmitido carta ni billete alguno de los que le dirigió la Santa. Es conocido el alto concepto que de ella tuvo T: es ‘tan gran sierva de Dios y discreta, que me puede ayudar más que otras que son del coro’ (F 29,10). Y de sus servicios de secretaria: ‘No sé cuándo podré escribir de mi letra, mas la secretaria es tal, que podré fiar lo que de mí’ (carta a María de san José, del 25.10.1580, n. 2). Entre los grandes privilegios de Ana hay que destacar dos: ella más que nadie fue testigo inmediato del itinerario y la vida cotidiana de T en sus tres últimos años. Y quizás ninguna de las hijas de la Santa fue mensajera de su espíritu Europa adentro, como lo hizo, en el primer tercio del siglo XVII, la humilde hermana Ana. Cf las Obras Completas de Ana, publicadas por Julián Urkiza en Burgos, Monte Carmelo, 1999. MHCT, vol. 5 y 7. HCD, 8, 518-560. MteCarm 101 (1993) 590-546.