Monja agustina, educadora de T en el colegio abulense de Santa María de Gracia. Ingresó joven en dicho convento de agustinas, donde tomó el hábito 1514 y profesó en 1523, al formalizarse la fundación. En 1530 fue nombrada maestra de novicias y rectora de las jóvenes seglares ‘señoras doncellas de piso’ que se educaban en la casa. Al ingresar T en el colegio a los 16 años (1531), ambas intimaron. T admiró grandemente a la maestra, y ésta la ayudó a superar el ‘desasosiego’ de los primeros días (V 2,8). ‘Pues comenzando a gustar de la buena y santa conversación de esta monja, holgábame de oírla cuán bien hablaba de Dios, porque era muy discreta y santa. Comenzóme a contar cómo ella había venido a ser monja… Comenzó esta buena compañía a desterrar las costumbres que había puesto la mala… y a quitar algo la gran enemistad que tenía de ser monja…’ (ib 3,1). Así, fue doña María de Briceño quien despertó en T los primeros síntomas de vocación religiosa (3,2).
Por